¿Por qué elegí esta ilustración?
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domingo, 1 de abril de 2012
FAMILIA Y FLORES DE BACH
Por MAGDALENA CALVO DE SOSNOWSHY
No lo hagas por el otro...
07.02.2012
01:46 PM
Es una tentación permanente querer hacerlo por el otro:
La mamá que pretende ayudar al niño en su tarea y termina haciéndolo ella.
La pareja que asume responsabilidades que bien pudieran ser compartidas equitativamente entre toda familia como cocinar, pagar las cuentas, llevar a los niños al colegio, comprar el regalo de la abuela, ordenar la casa, llevar a la suegra al médico...
Los padres que pretenden saber lo que más les convienen a sus hijos y toman las decisiones por ellos.
Cosas tan sencillas como tender la cama, arreglar el cuarto, ordenar los cuadernos y estudiar, en ocasiones son tareas que asume algún miembro de la familia a quien no le corresponde hacerlo.
¿Cual es la expectativa que induce a una persona hacerlo por el otro?
La falta de tiempo es una de ellas. ¿Quién no vive aceleradamente en estos tiempos?
Creer que la otra persona no puede con la tarea o asumir que el otro no puede hacerlo tan bien o tan rápido como se espera, es otra de las razones.
Detrás de esta actitud se esconde igualmente la necesidad de sobre proteger a la familia, una forma de descalificar al otro por suponer su incapacidad. Y profundamente escondida está la arrogancia de "yo lo hago mejor, no perdamos tiempo".
Estas actitudes son fuertes impedimentos para que los miembros de la familia crezcan, aprendan y asuman sus responsabilidades y se hagan cargo de las consecuencias de sus acciones.
Ocurre una sobrecarga y un estrés innecesarios en la persona que asume tales tareas. Y aquí me gustaría recalcar algo a considerar: muchos asumen y se ofrecen a realizar tareas adicionales, porque les permite obtener beneficios"secundarios" tales como quejarse "con derecho" por todo lo que hacen, culpar a los demás por su estrés (lo cual calladamente o de manera inconsciente disfrutan) y manipular situaciones para conseguir lo que de otra manera no podrían conseguir. Son caminos "oscuros" para salirse con la suya y son estrategias comunes que a diario promueven el poder y el control sobre los demás.
En una familia sana, los roles y las responsabilidades así como los límites, están claramente definidos y tienen un responsable. Todos saben quien es y no hay ambiguedad.
La familia es el espacio primordial donde aprendemos valores. Allí, negociamos, compartimos, nos quejamos, vivimos diferencias y desacuerdos, ganamos y perdemos.
Si los padres se convierten en verdaderos GUIAS y orientadores de sus hijos, muy distintos serán los ciudadanos del mañana.
Hay que respetar las diferencias y los múltiples intereses de cada uno. La justicia y la equidad así como la responsabilidad y el respeto no pueden ser negociados en ningún momento.
Orientar y modelar el comportamiento hacia el bien, pensando en los demás sin olvidarse de si mismos, permite a los hijos adquirir sensibilidad social.
Promover la búsqueda de soluciones en lugar de quedarse anclado en los problemas y en la quejadera, permitirá empoderarlos a todos y desde pequeños, entender que en las propias manos se gesta el destino de cada uno.
Las familias que alcanzan esta madurez, tendrán la oportunidad de crecer y evolucionar hacia modelos mejores de convivencia y la sociedad se beneficiará.
Te recomiendo el siguiente remedio floral:
RED CHESTNUT: para quienes viven con miedo excesivo por lo que pueda sucederle a un ser querido. Este remedio ayuda a la persona a cuidar de los demás sin ansiedad.
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