¿Por qué elegí esta ilustración?
¿Por qué elegi esta ilustración?
domingo, 23 de octubre de 2011
Comenzamos con los testimonios de las curaciones gracias al amor y que se parecen a mi propio caso
Oswaldo Pulgar Pérez || Despertares
Cuando la vida depende del cariño
opulgarprez6@gmail.com
Jamie Ogg es un milagro para los australianos. Nació antes de los siete meses. Era tan frágil que los médicos lo dieron por muerto y lo entregaron a su madre para el primer y último abrazo. Dos horas después, mientras aún recibía las caricias maternas, el pequeño comenzó a dar señales de vida.
Kate y David Ogg dan gracias a Dios por su milagrosa historia. Kate dio a luz a sus mellizos Emily y Jamie a las 27 semanas de embarazo. La niña sobrevivió sin mayores complicaciones, pero los médicos creían que el varón no viviría.Durante 20 minutos trataron de que el bebé respirara por su cuenta y como no lograron su cometido lo declararon muerto y entregaron el cuerpo a Kate y David para una despedida íntima.
"El médico me preguntó después del parto si ya habíamos elegido el nombre. Le dije: ?Jamie?, se dio la vuelta con mi hijo envuelto y me dijo: ?Hemos perdido a Jamie, lo siento?", recuerda Kate.
Después de dos horas de estar con su madre, quien no dejó de hablarle y acariciarlo, Jamie comenzó a dar signos de vida. Kate le ofreció leche materna con el dedo y tras ese contacto, el niño para asombro de todos, comenzó a respirar con regularidad.
"Jamie no se movía en absoluto y comencé a hablar con él. Le dijimos cuál era su nombre y que tenía una hermana. Le dijimos las cosas que queríamos hacer con él durante su vida", asegura Kate recordando los momentos en que creyó haber perdido a su bebé.
Cuando empezó a moverse "pensé ?OH, Dios mío, ¿qué está pasando??. Poco tiempo después abrió los ojos. Fue un milagro", agrega.
"Le dije a mi mamá, que estaba allí, que todavía estaba vivo. Luego tendió la mano y agarró el dedo. Abrió los ojos y movió su cabeza de lado a lado", agrega sosteniendo a Jamie ahora de cinco meses de vida.
"Tengo una mujer muy fuerte e inteligente, dice David. Por instinto, hizo lo que hizo. Si ella no hubiera hecho eso, entonces probablemente Jamie no estaría aquí".
El calor de hogar no se reduce solo a manifestaciones físicas del cariño. Esas son importantes. Pero hay que completarlas con otras, que si bien no son físicas, contribuyen a que la vida en familia sea agradable.
Una de ellas es la comprensión. Comprender no es solo tolerar. Esa actitud pudiera ser mezquina. Hay que querer a nuestros parientes como son. Hay un refrán italiano que dice: "Las esposas, los maridos y a los hijos, ¡quédatelos como son!" No podemos pretender que quienes conviven con nosotros tengan nuestros mismos gustos y piensen igual que nosotros. Eso no sería humano.
La diversidad contribuye a enriquecer el hogar. La convivencia va modelando los caracteres, así como las piedras de un río, cuando van río abajo, chocando unas con otras. Al final adquieren una tersura, que las hace agradables al tacto. Así los caracteres maduran en la convivencia. La diferencia de edades nos obliga a comprender a los más jóvenes. Su modo de vestir, sus modos de expresarse, sus diversiones. Y a los jóvenes les enseña a aceptar a sus padres, tíos y abuelos como son. Y en ese intercambio ambos se enriquecen.
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