lunes, 8 de febrero de 2016

La ciencia aún tiene muchos cabos sueltos sobre el zika. Pero existe una advertencia de la Asociación Internacional de Ultrasonidos en Ginecología y Obstetricia en la que piden a los especialistas estar atentos al diámetro de la cabeza del niño para detectar microcefalia, ventriculomegalia o malformaciones en la parte trasera del cráneo.

A ciegas. En Venezuela las estadísticas son escuetas. De los 4.700 casos de zika que admitió a mediados de enero la ministra de Salud, Luisana Melo, no especificó cuántos corresponden a embarazadas. Hasta la fecha los datos no se han actualizado, pero el riesgo puede esbozarse: al año nacen 600.000 niños en Venezuela, esa es la población susceptible de convertirse en una generación con microcefalia.
Esta semana una operadora del 0800-Vigilan, número telefónico activado por el despacho para notificar casos de dengue, chikungunya, zika y complicaciones como Guillain-Barré, aseguró que hay reportes de gestantes con el nuevo virus, “pero las cifras solo puede darlas la ministra”.
A la falta de estadísticas se suma la escasez de información. En la entrada de la maternidad Concepción Palacios, una cartelera ofrece información básica sobre el zika. “Sé que eso es una enfermedad que te da como sarna, a mi hermano le dio, pero no sé más nada”, dice sobre el virus una joven con su barriga en crecimiento. En realidad, el zika, cuando tiene síntomas, produce fiebre, erupción en la piel, dolor en articulaciones de manos y pies, y conjuntivitis. La mujer, de aproximadamente 20 años de edad, desconocía que en Brasil se ha asociado el padecimiento del virus en madres en el primer trimestre de gestación con la malformación en la cabeza y cerebro de sus hijos.
En ese centro asistencial hay tres mujeres que están siendo evaluadas por la presunción de infección por zika. “Las pacientes están a mediados del embarazo, ingresaron entre el 18 y el 24 de enero con fiebre, malestar general, erupción y conjuntivitis. Se les tomaron las muestras de sangre y fueron enviadas al Instituto Nacional de Higiene. Están en observación de alto riesgo”, indica Moraima Hernández, jefe de Infectología.
Durante un foro sobre zika que organizó esa institución el 29 de enero, Hernández advirtió que es importante el seguimiento durante todo el embarazo: “No sabemos qué pasa en el resto de la gestación. Todo embarazo en una mujer con síntomas debe ser considerado de alto riesgo”.
La ciencia aún tiene muchos cabos sueltos sobre el zika. Pero existe una advertencia de la Asociación Internacional de Ultrasonidos en Ginecología y Obstetricia en la que piden a los especialistas estar atentos al diámetro de la cabeza del niño para detectar microcefalia, ventriculomegalia o malformaciones en la parte trasera del cráneo.
La afectación en el niño por el virus puede ocurrir antes de las 16 semanas, cuando la división celular trabaja para formar el cuerpo y los órganos. Entre la semana 23 y 24 del embarazo, puede comenzar a verse en los ultrasonidos cómo el diámetro cefálico no crece.
“En Aragua hemos visto embriones y fetos muertos. Eso dice que el zika está afectando severamente la función neurológica del feto”, apunta el perinatólogo Pablo Hernández, que en 4 días recibió 19 llamadas de pacientes con síntomas de zika. “De 10 personas que evalué el martes, 5 tenían zika. El lunes me llamaron 6 mujeres y el domingo otras 8. El perinatólogo ve los casos riesgosos, por eso los ginecólogos me las refieren”.
Dos casos en estudio. La microcefalia puede ser una malformación genética o provocada por toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, herpes, VIH y sífilis (el grupo de enfermedades que los médicos agrupan en la sigla TORCHS), y en menor medida por dengue y chikungunya. Ahora el zika pareciera incidir en alteraciones del feto.
En Venezuela se estudian dos casos de microcefalia cuyo origen todavía no ha podido ser determinado y los médicos aún no descartan que pudiera deberse a zika, aunque en teoría los tiempos no cuadren, pues el Ministerio de Salud reportó a la OPS la entrada del virus al país a finales de noviembre y según la Sociedad Venezolana de Salud Pública llegó en julio de 2015. Para ambas fechas de partida de la epidemia faltarían varias semanas para el nacimiento de niños afectados.
La neuróloga Laura Granell, del Hospital Central de Valencia, evaluó a una niña nacida en noviembre con la cabeza pequeña y cuyos exámenes indican un cuadro viral. “Para ese momento no teníamos toda la información que tenemos hoy sobre el zika. No podemos descartarlo”, contó por teléfono a El Nacional. La madre reportó haber tenido un cuadro viral con erupción, no muy grave.
El otro caso de microcefalia está en la Maternidad Hugo Chávez, en El Valle, Caracas. Rosalinda Prieto, jefa de Neonatología de ese centro, explicó que la madre solo se hizo 3 ecografías en todo el embarazo: “El 27 de enero nació una niña de 53 cm, con circunferencia cefálica de 31,5 cm. Está confirmado que tiene microcefalia, pero es solo una sospecha que pudo haber sido causada por zika. Le estamos haciendo la prueba serológica para TORCHS y para zika. La señora no reportó ningún síntoma durante el embarazo que nos pueda orientar”.
Sin protocolo oficial. El Ministerio de Salud no ha informado los pasos a seguir ante una posible infección con zika durante el embarazo ni ante un caso de microcefalia producido por el virus. Sin embargo, la infectóloga Ana Carvajal, de la Sociedad Venezolana de Salud Pública, divulgó el artículo “Infección por virus zika y el embarazo”, que en los próximos días publicará en una revista científica.
El informe recoge: se calcula que en Brasil han ocurrido 1,5 millones de casos de zika y la tasa de microcefalia se ha incrementado más de 20 veces; 4 muertes de niños con malformación congénita fueron relacionadas con el virus zika por el Centro para la Prevención de Estados Unidos; y además de la microcefalia se han observado calcificaciones intracerebrales y atrofia macular severa.
“Con la microcefalia coexisten otras condiciones que incluyen epilepsia, en 40% de los casos, parálisis cerebral (20%), retraso mental (50%) y trastornos oftalmológicos (entre 20% y 50%)”, indica el documento. La vida de un niño con microcefalia y malformación cerebral puede alcanzar, en el mejor de los casos, hasta la edad adulta temprana.
La vigilancia epidemiológica debe activarse cuando se sospecha de infección por zika en embarazadas, en fetos con trastorno del Sistema Nervioso Central, aborto involuntarios muerte fetal y recién nacidos con microcefalia, señala Carvajal.
La Sociedad de Obstetricia y Ginecología recomienda tomar muestras de la madre en los primeros cinco días de la manifestación del zika para realizar el PCR, la única prueba disponible en el país para determinar la presencia del virus que en solo uno de cada cuatro casos presenta síntomas. Sugieren no modificar la pauta obstétrica por la infección de zika, es decir, que no debe interrumpirse el embarazo antes de tiempo solo por la presencia del virus.
“La microcefalia no se presenta en todas las embarazadas que hayan tenido el virus. No está establecido cuál es el riesgo, pero en ningún caso es del 100%, ni siquiera del 10%, debe ser mucho menor”, advierte Gabriel Carrasquilla, especialista colombiano en Salud Pública Tropical y Epidemiología, en una entrevista hecha por correo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario