Evangelio según San Mateo 9:18-26: UNA NIÑA PEQUEÑA Y UNA MUJER
18Hablando él estas cosas á ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá. 19Y se levantó Jesús, y le siguió, y sus discípulos. 20Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido (griego: kraspedou) 21Porque decía entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré salva. 22Mas Jesús volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer fué salva desde aquella hora. 23Y llegado Jesús á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la gente que hacía bullicio, 24Díceles: Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de él. 25Y como la gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha. 26Y salió esta fama por toda aquella tierra.
Estos versículos cuentan una historia dentro de otra – la historia de la mujer con la hemorragia dentro de la historia de la niña muerta. Marcos 5:21-43 y Lucas 8:40-56 cuentan la historia con más detalle, diciéndonos el nombre del padre, Jairo, y que él es un líder de la sinagoga. Mateo no nombra a este hombre, y nos dice solo que es un líder (la NRSV dice “principal de la sinagoga,” pero esto no se encuentra en los manuscritos de Mateo). “Las tensiones entre la iglesia de Mateo y la comunidad judía...probablemente causaron que Mateo eliminara cualquier referencia a la sinagoga (Long, 108).
En Marcos y Lucas, la hija está a punto de morir en vez de muerta, como lo pone Mateo. Estas variaciones le dan un impacto diferente a estos relatos. En Marcos y Lucas, la mujer con la hemorragia le interrumpe a Jesús camino a la casa de la niña, que podría morir antes de que él llegara. Esto crea una urgencia que no se encuentra en el relato de Mateo. En el relato de Mateo, la niña ya está muerta, así, no hay prisa. También, en Mateo el padre confiesa fe en la resurrección, “Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.” Anote que la palabra “mano” es singular. El padre cree que con el más leve toque de Jesús se restaurará la vida de su hija.
Las historias de la niña y la mujer tienen paralelos interesantes:
- A ambas se les llama “hija” (9:18, 22).
- “Ambas son restauradas después de un acercamiento a Jesús, un acercamiento público por parte del padre de la niña, y otro secreto por parte de la mujer” (Brueggemann, 363).
- La mujer lleva doce años enferma, y la niña tiene doce años.
- “Ambas de estas historias se tratan de gente aislada por enfermedad y muerte. Sangrar separa a la mujer de su familia y amigos según la ley ritual. Igualmente, la muerte aísla a la familia y a todos los que atienden al cadáver... En ambos casos, al ser tocada y por tocar, Jesús rompe estas barreras” (Craddock, 321).
- Ambas historias se tratan de personajes femeninos. En este tiempo, a las mujeres no se les considera ser de alto nivel y tienen pocos derechos. Padres quieren hijos – no hijas. Como Jesús demostró merced para los pecadores en vv. 9-13, también la demuestra para estas mujeres en versículos 18-26. El hecho que el padre se eche a los pies de Jesús por el bien de su hija dice algo muy positivo de él.
Pero también hay diferencias entre las historias. El padre es un hombre de alto nivel social en la comunidad, y a la mujer no se le considera limpia – una proscripta. El hombre se acerca a Jesús sin miedo, y la mujer se le acerca con timidez.
“He aquí vino un principal, y le adoraba” (v. 18). Un líder de la sinagoga podría haber sido, en otras circunstancias, un opositor de Jesús. En este tiempo, líderes judíos ya habían empezado a hablar de Jesús como un herético. Sin embargo, al morir su hija, este padre está listo para acercarse a quien sea que le ofrezca alguna esperanza. En su aflicción, reza que este joven profeta pueda reversar la tragedia de la muerte de su hija. Desesperado, está dispuesto a arrodillarse ante Jesús (v. 18) para pedirle su ayuda. Ahora, está dispuesto a creer más allá de su creencia. Las circunstancias más terribles a menudo nos dirigen hacia la gracia de Dios.
“Mi hija es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá” (v. 18). Al acercarse a Jesús, el padre demuestra gran fe. “Decir ‘muerta pero’ requiere una confianza extraordinaria” (Bruner, 341). Mateo todavía no ha contado ninguna historia de resurrección, por eso, la esperanza del padre va mucho más allá de lo que se ha visto hasta el momento.
“Y se levantó Jesús, y le siguió” (v. 19). En versículo 9, Jesús le pidió a Mateo que le siguiera, y Mateo “se levantó y le siguió.” Ahora, Jesús se levanta y sigue a este padre.
“Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó la franja de su vestido” (v. 20). Así es como empieza la historia dentro de la historia – la historia de una mujer desesperada dentro de la historia de un padre desesperado.
El problema de esta mujer ha persistido doce años. Es un problema espiritual y social, tanto como un problema médico. Sangrar la rinde desaseada, requiriendo que se separe del resto de la sociedad (Lev. 15). No puede asistir a la sinagoga ni participar en ritos religiosos. Si ella toca a otra persona, su toque rinde a esta persona desaseada también. Si está casada, a su esposo no se le permite relacionarse con ella sexualmente y lo más probable es que él se hubiera divorciado de ella por eso. Ella debe vivir como lo haría un leproso – a la franja de la sociedad, cerrada de todo, mirando hacia dentro desde afuera. Es difícil imaginar lo solitaria y repugnante que se debe sentir.
La mujer se acerca a Jesús con timidez. Su condición es parte de la razón. Se ha acostumbrado a estar separada de otros. Durante doce años ella ha tenido cuidado, no sea que sin querer toque a alguien y le contamine. Después de doce años de vivir separada, sería difícil acercarse a otra persona – el tabú asociado con tocar sería demasiado fuerte. El hecho que es mujer lo hace aún más difícil. Mujeres tienen poco estatus, y viven al fondo del escenario. Mujeres no se acercan a hombres desconocidos ni les hablan y, mucho menos, les tocan (Hare, 106).
“Si tocare solamente su vestido, seré salva” (v. 21). En un acto de desesperación, ella decide tocar la ropa de Jesús esperando que el contacto más leve restaure su salud. Se le acerca por detrás, manteniéndose anónima y cuidando su secreto, y toca la franja (kraspedou) de su capa. Kraspedou puede significar simplemente un dobladillo o un borde, pero también se puede referir a una borla o chal usado por hombres judíos que sirve para recordarles de los mandamientos de Dios (Num 15:37-39; Deut 22:12) – y para identificarles como judíos practicantes. Más tarde en este Evangelio Jesús criticará a los fariseos por llevar un chal largo para llamarse atención a si mismos y a su piedad (23:5), pero es, sin embargo, valido llevar el chal por su motivo apropiado. Si Jesús lleva su chal aquí, esto nos dice algo de su respeto por la ley. “Tradición oral le prohibía a una mujer tocar el chal de alguien que no fuera miembro de su familia” (Sweet, 39). Sin embargo, “hay poca duda que esta mujer está desesperada y ansiosa por tratar cualquier cosa que pueda salvarla de esta vida de aislamiento y humillación” (Barclay, 355).
“Mas Jesús volviéndose, y mirándola...” (v. 22). Jesús la ve. Debemos preguntarnos cuanto tiempo ha pasado desde que alguien realmente ha visto a esta mujer – cuanto tiempo ha pasado desde que alguien la miró a los ojos. La gente está acostumbrada a evitarla – a pasarla por el otro lado – a protegerse a si mismos contra su contaminación. Pero Jesús la ve.
“Confía (tharseo – ten valor), hija, tu fe te ha salvado” (sesoken – de sozo – la palabra para “salvado”) (v. 22). “La mujer confió en Jesús y fue sanada, salvada, por su palabra” (Farris, 51). Jesús no alaba su propia acción aquí, sino a la mujer por su fe. La manifestación pública que ella está curada es el primer paso para poder restaurarla a un papel normal en la sociedad.
“Y la mujer fué salva desde aquella hora” (esothe – de sozo – “salvada”) (v. 22). El sanar toma lugar, no por el toque de la mujer, sino por la palabra de Jesús. En este Evangelio, la palabra de Jesús tiene poder. Puede curar. El uso de la palabra sozosugiere un milagro que va más allá de restaurar la salud física. El toque de Jesús la ha “salvado.”
“Y llegado Jesús á casa del principal” (v. 23). Ahora volvemos a la historia del padre y de la niña. Cuando Jesús llega a la casa del líder, el funeral ya ha empezado. Hay músicos tocando flautas y la muchedumbre está alborotada. La costumbre requiere que para un funeral “hasta los más pobres de Israel contraten a dos músicos para tocar flautas y a una mujer que lamente en alto” (Ketuboth 4:4).
“Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme” (v. 24). “Jesús no niega la muerte de la niña, sino la finalidad de esa muerte” (Hagner).
Si Jesús estuviera interesado en su propia aclamación pública, hubiera invitado a la muchedumbre a entrar en el cuarto con él. En vez, Jesús es sensible a la necesidad que tendría la niña de despertarse al silencio del cuarto. La muchedumbre se ríe de Jesús, porque sabe que la niña está muerta y dan por hecho que él está a punto de avergonzarse por decir que la niña está dormida. Irónicamente, esta risa confirma la muerte de la niña.
“Y como la gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano” (v. 25). Al tocar un cuerpo muerto, Jesús se deja a si mismo ritualmente desaseado – aunque ya lo esté por haber sido tocado por la mujer con las hemorragias.
“Y se levantó la muchacha” (egerthe – se levantó – la palabra para resurrección) (v. 25). Esta historia nos recuerda a la restauración de la vida de un niño por parte de Elías (1 Reyes 17:17-24) y la restauración de la vida de otro niño por parte de un discípulo de Elías, Eliseo (2 Reyes 4:32-37). Podemos estar seguros que esta muchedumbre, bien educada en las escrituras, conectaría este incidente con esas otras historias. Comprenderían que Elías y Eliseo actuaron a través del poder de Dios. Jesús, obviamente, hace lo mismo.
“Y salió esta fama por toda aquella tierra” (v. 26). ¡La palabra de este curar y esta resurrección se esparciría como un fuego desenfrenado!
TEXTO CITADO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS procede de Spanish Reina Valera, situada enhttp://www.ccel.org/ccel/bible/esrv.html. Utilizamos esta versión de la Biblia porque consta de dominio público (no bajo protección de derechos de propiedad).
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