miércoles, 27 de febrero de 2013

En las colas del banco. Mientras camina por los pasillos del supermercado. Cuando pasea por las calles, Kodani se dedica a observar con detenimiento todo cuanto la rodea. Pero sobre todo a las personas. Mira los ojos de una mujer, el movimiento de un hombre, el cuerpo de una jovencita. "Me gusta mucho ver a la gente, porque mirando a los ojos de una persona puedes captar su pensamiento: si está feliz, si está triste, si está preocupado"


Las miradas femeninas de Takako Kodani

La artista plástica japonesa expone en la Galería G7 de Los Galpones.

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"Las miradas de mujer" reúne piezas en pequeño formato (G. Pulido)
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SIMÓN VILLAMIZAR |  EL UNIVERSAL
martes 26 de febrero de 2013  08:13 AM
Treinta y cinco años. Son tantos los vividos en Venezuela y, sin embargo, la artista plástica Takako Kodani dice que aún lleva a Japón en las venas. En su forma de hablar. En su alimentación. En la manera como se despoja de sus zapatos antes de entrar a la casa. En el hábito de dormir sobre un futón. Y, por qué no, hasta en la manera disipada de observar.

En las colas del banco. Mientras camina por los pasillos del supermercado. Cuando pasea por las calles, Kodani se dedica a observar con detenimiento todo cuanto la rodea. Pero sobre todo a las personas. Mira los ojos de una mujer, el movimiento de un hombre, el cuerpo de una jovencita. "Me gusta mucho ver a la gente, porque mirando a los ojos de una persona puedes captar su pensamiento: si está feliz, si está triste, si está preocupado", dice la artista plástica, que forma parte del Círculo de Dibujo desde hace aproximadamente quince años.

Y sin embargo, lo de ella no es precisamente atrapar el gesto, capturarlo, congelarlo, para luego llevarlo al papel. No. "Yo no pinto mirando gente", advierte Kodani, que dice tener tantos años en el país que se siente más venezolana que japonesa.

Será acaso por esa razón que, al disponerse a elaborar las piezas dibujadas con pasteles sobre papel de arroz para la muestra Las miradas de mujer -que expone por estos días en la Galería G7 del Centro de Arte Los Galpones, ubicado en la urbanización Los Chorros-, las imágenes no siempre terminaron por revelarle al público y a ella misma (después de todo, sus trazos nacen "de manera instintiva", acota) a féminas de rasgos japoneses.

"No siempre", se ríe ella. "Porque a veces me siento muy japonesa y entonces las imágenes me salen muy japonesitas. Pero a veces me salen muy latinas o muy occidentales. Creo que no puedo evitar ser así", agrega.

Las de Las miradas de mujer son piezas pequeñísimas -en formato de 20 por 20 centímetros que Kodani llama "cajitas"- elaboradas sobre todo con pasteles, pero hay otras hechas con tinta china proveniente de Japón, chimó y hasta kaki, una fruta oriunda de su país que igual le permite a Kodani su gran objetivo: fusionar dos culturas tan disímiles.

"La tinta china es a base de agua. Y el chimó es grasoso. Así que cuando chocan hace algo así como una explosión y el resultado es una mancha muy interesante", dice ella de cómo es su proceso pictórico, que luego continúa cuando ella comienza a pintar, a "pulir la mancha, y a recortarla para hacer un collage sobre el papel de arroz". "Yo soy una fusión de ambas culturas", dice la artista, que es tan japonesa como venezolana.

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