DIETAS
La dieta emocional: La mejor dieta para bajar de peso
Por Carolina Velasco el 05-01-2010

Las emociones, grandes aliadas de las mujeres si hablamos de maternidad, profesionalidad y relaciones personales que pueden convertirse en enemigas acérrimas de nuestra dieta y, por lo tanto del mantenimiento, complejo mantenimiento, de nuestra figura.
El mundo emocional influye completamente en el metabolismo y la rapidez con la que ganamos o perdemos peso. Las emociones trasmutan las energías y ralentizan el funcionamiento de nuestras glándulas responsables de la quema de las calorías, la transformación y la absorción de los nutrientes.
Aunque usted no se de cuenta sus células absorben todas las energías de nuestras emociones, por lo tanto, dependiendo de cómo sean las mismas el cuerpo sentirá y funcionará. Un cuerpo cansado, decaído y pesado es sinónimo -descartando cualquier patología clínica que debe ser tratada por un especialista- de una emoción con energías adversas.
El sobrepeso y las emociones
En términos de sobrepeso, una de las causas fundamentales de este mal funcionamiento orgánico, son las emociones. El mensaje de nuestras emociones y la forma en la que asumamos los sucesos que nos rodean, las frustraciones, temores, tensiones, etc... Es muy claro en ocasiones. El sobrepeso emocional se procure por un mensaje de respuesta de nuestro organismo ante un estímulo agresor, nuestras emociones.
El organismo necesita defenderse del temor, la angustia, el miedo, la ansiedad o cualquier otra emoción alterada y nociva y generalmente, lo hace ingiriendo mayor cantidad de productos ricos en grasas y azúcares que provocan un efecto calmante de la tensión. Esta es la fotografía externa de una emoción alterada pero, internamente, el cuerpo que necesita esconderse y protegerse de ese dolor, genera capas adicionales de sedimentos grasos alrededor de los huesos y músculos que se transforman en un sobrepeso visible cuanto mayor sea la sensibilidad y menores los recursos mentales de la persona que sufre.
La rabia, una de las mayores enemigas
No cabe duda que la rabia se produce como respuesta ante un estado de impotencia en el que la aceptación de la realidad invariable, provoca un sentimiento violento que esconde el miedo y la inseguridad, la grasa corporal actúa de protector frente a la ira y se acumulará con mayor rapidez cuanto mayor sea la ira que acumulemos en nuestro interior.
Emociones y dieta emocional
Si hablamos de estímulos y respuestas tales como las emociones dañinas -ira, estrés, ansiedad, frustración, tristeza- y su reflejo en el sobrepeso, la acumulación de grasas y líquidos y el mal metabolismo de los alimentos, estamos en un escenario en el que debemos depurarnos, realizar una limpieza mental, espiritual y física.
Una dieta emocional es aquella en la que la depuración comienza desde nuestra mente y la forma en la que nos enfrentamos a nuestros pensamientos más dañinos y tóxicos.
Las fórmulas son tan variadas como las personas pero el núcleo fundamental de cualquier dieta emocional consiste en dejar de regodearse en el dolor y comenzar a trazar nuevas líneas y puntos de partida, desechando a un lado del camino aquello que nos daña y evitando caer en la autodestrucción permanente.
Pensamientos positivos, terapias naturales, práctica de deportes como el yoga o el
Tai Chi son muy buenos ejercicios pasivos y nada extremos para bajar de peso, la generación de ambientes con base en el Feng shui y una alimentación rica en líquidos, frutas y verduras, son un estupendo punto de partida para comenzar la transformación y limpieza de nuestras emociones desde el interior hacia el exterior.
Tai Chi son muy buenos ejercicios pasivos y nada extremos para bajar de peso, la generación de ambientes con base en el Feng shui y una alimentación rica en líquidos, frutas y verduras, son un estupendo punto de partida para comenzar la transformación y limpieza de nuestras emociones desde el interior hacia el exterior.
Consejos
Cuando esté a punto de darse un atracón de comida provocado por una situación tensa, dolorosa o frustrante, pare y piense conscientemente si realmente tiene hambre o si es sólo un sensación de necesidad provocada por las emociones.
Elija alimentos que incrementen los niveles de serotonina -química cerebral reguladora el ánimo- pastas, arroces y cereales son grandes aliados.
Evite la ingesta de pastillas para adelgazar si no han sido recetadas por un especialista tras la realización de pruebas específicas y el establecimiento de un diagnóstico. Recuerde que la automedicación puede ser muy peligrosa para su salud
La alimentación debe resultar placentera si la hora de la ingesta de alimentos no se desarrolla en un momento placentero, el cuerpo generará cortisol que ayuda a la retención de líquidos y ralentiza la función metabólica.
Por último, es importante que aprenda a quererse, ciertamente y por experiencia se que, si nos lo proponemos, especialmente la década de que transcurre de los 30 a los 40 años es para las mujeres la mayor fuente de crecimiento y conocimiento del Yo, quiérase mucho, aprenda a convivir con usted misma y su entorno, no se castigue, no se deje caer en la autocomplacencia, realice aquellas actividades con las que se sienta bien y relaciónese con personas que le aporten rasgos positivos de los que usted carece, olvídese de los convencionalismos y recuerde que… nadie es perfecto, pero el camino a la perfección se recorre cuando caminamos por la línea elegida por nosotras mismas y somos consecuentes con nuestros valores.
La dieta emocional: Una gran clave para lograr bajar de peso
Muchas personas piensan en comenzar dietas y hacer ejercicios para perder peso, sin embargo, pocos consiguen sus objetivos de manera permanente. El secreto está en las emociones.
Como ya mencioné en un artículo anterior (¿Por qué hay personas que no consiguen adelgazar?) numerosas veces subestimamos el problema de “los kilitos de más” pensando que solamente es un tema de hábitos alimenticios o falta de ejercicio cuando en múltiples ocasiones la verdadera raíz del problema está en nuestro mundo emocional.
Para la visión tradicional, el sobrepeso en las personas es consecuencia de factores genéticos, orgánicos, como desórdenes metabólicos, y otro tanto se relaciona con los hábitos que mantienen las personas, etc.
Sin embargo, desde hace poco, y con los últimos descubrimientos de la física cuántica, se ha podido constatar que podemos encontrar una relación entre la manera en que se comporta nuestro cuerpo y el mensaje emocional que le enviamos para que este funcione de tal o cual manera.
El mundo emocional, es decir, los sentimientos que experimentamos diariamente influyen en nuestro cuerpo y lo hacen reaccionar secretando diferentes hormonas o privándonos de ellas. Esto quiere decir que podría existir una correlación entre lo que sentimos y la manera en que se almacenan las grasas en nuestro cuerpo o se metabolicen las sustancias en él. Esto explicaría por qué existen personas que comen en exceso y no engordan y otras que por el contrario almacenan grasas con apenas comer.
La dieta emocional
Hay ciertas emociones que se relacionan directamente con el sobrepeso como son: la necesidad de seguridad, de ser protegido, el sentirse amenazado por algo, sobre reaccionar por las cosas que acontecen, la ira, el resentimiento y el enojo no expresado.
Sin embargo, cada persona debe descubrir cuál es la emoción que se esconde en su cuerpo y que produce el funcionamiento anormal. Una vez descubierto, liberar esa emoción y cambiar la configuración de nuestro mundo emocional con el fin de romper patrones nocivos, ser más felices y libres.
A esto se le llama hacer una “dieta emocional” que consiste en hacer una depuración de las emociones: deshacerse de las creencias y pensamientos dañinos que determinan la baja autoestima y sensación de no control de las cosas que nos ocurren. Recuperar la confianza y seguridad en sí mismo, evitar la auto crítica y despejar el auto boicot. Limpiar las culpas, desequilibrios emocionales y penas que distorsionan el auto imagen y la alimentación para sanar internamente el problema.
Todo cambio profundo comienza de adentro hacia afuera, partiendo por la mente que se materializa en el cuerpo de manera sincrónica y armoniosa. Recordemos que cada uno es responsable de su propia felicidad, y que todos tenemos en nuestro interior el poder de ser quienes realmente queremos ser.
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