domingo, 27 de mayo de 2012

El profundo afán cientificista y racional que la Civilización Occidental nos ha inculcado, ese predominio extremo de la Ciencia sobre la Espiritualidad;


Lectura Tangente
Emeterio Gómez
Notitarde 26-05-12 | 
¿Somos los humanos seres naturales?
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El profundo afán cientificista y racional que la Civilización Occidental nos ha inculcado, ese predominio extremo de la Ciencia sobre la Espiritualidad; esa especie de "satanización al revés" que la Modernidad nos impuso –por oposición a la satanización medieval de la Ciencia– y que hoy se traduce en el menosprecio de cualquier apelación al Espíritu o a su inescrutabilidad; ese afán cientificista, digo, ese Supremacismo racional iluso, ha terminado por hacer sentir mal a cualquiera que se le ocurra creer que en su interior habita un Misterio –su alma– que ninguna ciencia podrá explicar. Todo lo cual nos ha condicionado a tal extremo, que si se nos ocurre decir, en un Curso, que los Humanos ¡¡no somos Entes Naturales!! nuestra credibilidad se desploma, los rostros se alargan, la discusión estalla…
Y la palabra clave no tarda en aparecer: "¿Qué es lo que trata de decirnos, profe, que somos Entes Sobrenaturales? No pretenderá usted regresarnos a la Edad Media para volver a creer en lo sobrenatural, los espíritus errantes o las almas en pena; a la Humanidad le costó demasiado esfuerzo y, más aún, demasiada Inquisición, para que volvamos ahora, docilitos, a la Escolástica y al dogmatismo". Y sentí, palpé en ese momento, hasta qué punto el afán cientificista nos acerca –precisamente– a los dogmas. Porque no se puede llamar de otra manera a esa creencia ingenua según la cual el Espíritu Humano es un Ente Natural. ¡¡Porque de alguna manera fascinante se nos ha engañado con esa idea!!
Intenté explicar que David Hume, en 1750, en su Tratado de la Naturaleza Humana, acabó con la idea de lo Humano como Natural. Una conclusión poderosa derivada de una idea elemental: que nuestra Dimensión Moral no se conecta ¡¡para nada!! ni con la Razón, ni con la Naturaleza. Porque si fuese cierto –y sin duda lo es– que ante un Dilema Moral puedo optar por cualquiera de las dos opciones, es decir, si fuese cierto que cuando estoy ante una Verdadera Decisión (o sea, cuando "con las mismas Razones o Parámetros, el mismo Contexto y, sobre todo, los mismos Valores) puedo hacer una cosa o su opuesta, esto es, cualquiera de las dos vertientes del Dilema, pegarle el tiro al tipo o no pegárselo, divorciarme o no, si todo eso fuese cierto –que lo es– entonces la Moral ¡¡nuestra queridísima Moral!! nada tiene que ver ni con la Naturaleza ni con "este mundo". Porque ella –la Ética– sin la menor duda, pertenece al "más allá".
Porque, "de hecho", La Nada no es una noción Natural. Y de eso se trata, precisamente, de ese fantasma medieval, La Nada, que el Hombre no ha logrado captar plenamente. ¡¡Porque ella no se deja captar plenamente!! Esa noción terrible que la Ciencia creyó erradicar con la tonta idea de que "Todo Efecto ha de tener una Causa". Porque Decidir es escoger a partir de La Nada… cuando de verdad se trata de una Decisión, es decir, repito, cuando las dos opciones son posibles y, sobre todo, válidas. Porque no hay, ni puede haber, algo parecido a una Decisión Lógica, tal como neciamente nos inculcaron la Racionalidad y la Ciencia; una creencia paralela a esta otra: que todo lo que hacemos lo hacemos por una Razón. Porque cuando estamos ante una Verdadera Decisión, cuando cualquiera de las dos vertientes que escojamos implicará una Creación (¡¡porque dicha "Realidad" no hubiese existido, si escogemos la otra opción!!) descubrimos que somos Seres Creadores, o sea, No-Naturales, "Imágenes y Semejanzas de Dios". Porque el Crear es antitético con lo Natural, porque "en la Naturaleza nada se crea, todo se transforma".
E-mail: gomezemeterio@gmail.com
http://emeteriogomez.wordpress.com

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