viernes, 20 de marzo de 2015

Resfriarse en estos tiempos no es raro. Pero ¿qué hace la diferencia entre varios días de miseria total y un episodio de corta duración? Además de la condición inmune de cada individuo, la infectóloga María Carolyn Redondo señala que estos virus siguen un curso natural que no puede frenarse, pero que sus síntomas pueden limitarse a poco tiempo o manejarse mejor con la ayuda de ciertos recursos.

Salud: Alivio contra el resfriado

La sopa es una cura universal para la gripe y los resfriados
La sopa es una cura universal para la gripe y los resfriados
Cuando los virus que producen el catarro común andan de cacería, existen recursos para hacerlo más llevadero. Una experta comenta los más eficaces

Resfriarse en estos tiempos no es raro. Pero ¿qué hace la diferencia entre varios días de miseria total y un episodio de corta duración? Además de la condición inmune de cada individuo, la infectóloga María Carolyn Redondo señala que estos virus siguen un curso natural que no puede frenarse, pero que sus síntomas pueden limitarse a poco tiempo o manejarse mejor con la ayuda de ciertos recursos. “La vitamina C, por ejemplo, no es capaz de detener en seco el curso natural de un resfriado, pero sí se ha estudiado que quienes la toman durante ese período tienden a recuperarse más rápido que quienes no la consumen”, señala Redondo. Tomar mucho líquido ayuda a que las secreciones sean más fluidas. Por otra parte, el reposo permite que el organismo tenga mayor ventaja para responder a este ataque viral y reduce el riesgo de contagiar a otros.
Expertos de la Clínica Mayo indican que la sopa de pollo tiene propiedades antinflamatorias y alivia notablemente la congestión nasal. “Sobre todo cuando se tiene la nariz muy tupida, como se dice coloquialmente, las bebidas calientes en general facilitan el despeje de las vías respiratorias”, agrega la especialista. “El otro aspecto en el que puede contribuir es en la reposición de electrolitos: cuando una persona resfriada presenta fiebre, pierde agua y sales, así que este caldo puede restituir parte del sodio y del potasio que se requieren. Es un efecto similar al de un suero de hidratación que, además del efecto descongestionante, permite que la persona se sienta mejor”. En general, el aire húmedo y las soluciones salinas dan pie a  una expectoración más eficiente. “Por eso la gente que viene arrastrando las últimas secuelas de un resfriado se siente más despejada después de un baño de playa”, acota.
Para la garganta adolorida, aparte de tomar acetaminofén o chupar pastillas de efecto anestésico, la especialista agrega que otra alternativa de uso tópico es diluir un poco de sal de higuera en agua tibia y hacer gárgaras, con cuidado de no tragarse la solución. “Además de desinflamar, esto contribuye a movilizar las secreciones que circulan en el trecho entre la nariz y la garganta, que tienden a irritarla más”. Para la tos, la miel es el recurso indicado por su acción fluidificante.

¿Gripe o resfriado? Si bien suelen usarse indistintamente ambos términos, no son lo mismo. La especialista explica que el resfriado común o catarro se refiere a una infección respiratoria de inicio gradual —causada sobre todo por rinovirus— que raramente se acompaña de fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares o articulares, y que tiende a manifestarse con congestión nasal, estornudos, cansancio, tos leve a moderada y, en ocasiones, dolor de garganta. En cambio, la gripe alude a los cuadros del virus de la influenza, que se caracterizan por un inicio repentino, fiebre y escalofríos frecuentes, dolor de cabeza, tos intensa, molestias musculares y articulares, una fatiga que puede durar de dos a tres semanas y otras molestias como dolor de oído o de garganta e incluso diarrea, por ejemplo.
Si bien antes se aconsejaba la aplicación de la vacuna contra la influenza en grupos de alto riesgo como niños, ancianos, personas con enfermedades crónicas o personal de salud, la experta acota que ahora se recomienda en toda la población, en una única dosis anual que se reformula cada año para enfrentar las cepas de mayor incidencia.

Cómo reducir el riesgo de contagio
—Lavarse bien las manos con agua y jabón o, en su defecto, con geles antibacteriales con una concentración de alcohol de 60% a 90%.
—Desinfectar regularmente las superficies de contacto frecuente como teléfonos, teclados y pomos de puertas.
—Reducir el contacto estrecho y prolongado con individuos resfriados o con influenza.
—No tocarse la cara luego de haber visitado un ambiente potencialmente contaminado o de usar el transporte público.
—No compartir toallas, vasos o cubiertos con una persona enferma.
—Descansar adecuadamente, comer bien y reducir el estrés para fortalecer el sistema inmune.
—Vacunarse. Aunque no hay cómo inmunizarse contra un catarro común, la gripe o influenza puede prevenirse hasta cierto grado con la vacuna correspondiente.

Lo que no funciona
La infectóloga María Carolyn Redondo asegura que lo peor que se puede hacer ante un catarro es automedicarse con antibióticos. El resfriado común es producido generalmente por rinovirus, que tienden a autolimitarse sin mayores consecuencias al cabo de unos días. Los antibióticos, en cambio, combaten bacterias y, por ende, no ejercen influencia en el grado de mejoría ante estos virus. “Habría que ir al médico si, a pesar de que el tiempo pasa, los síntomas no ceden o más bien empeoran”, apunta. Ante una fiebre recurrente, secreciones verdosas de larga duración, una tos rebelde u otras complicaciones respiratorias, que con el curso de los días deberían haber mejorado, es importante evaluarse para descartar una neumonía u otro tipo de infecciones.

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