El Papa Francisco durante la Bendición Urbi et Orbi / Foto: Captura Youtube
Ciudad del Vaticano, (Zenit.org) Redacción | 207 hits
El santo padre Francisco, en la Solemnidad de la Natividad del Señor, desde la Loggia
Central de la Basílica Vaticana, ha impartido la bendición "Urbi et Orbi" y ha dirigido
el tradicional mensaje navideño a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, y a
todos aquellos que lo han seguido a través de la radio, la televisión.Estas son las
palabras del Santo Padre:
Central de la Basílica Vaticana, ha impartido la bendición "Urbi et Orbi" y ha dirigido
el tradicional mensaje navideño a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, y a
todos aquellos que lo han seguido a través de la radio, la televisión.Estas son las
palabras del Santo Padre:
Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz Navidad!
Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, nos ha nacido. Ha nacido en Belén
de una virgen, cumpliendo las antiguas profecías. La virgen se llama María, y su
esposo José.
Son personas humildes, llenas de esperanza en la bondad de Dios, que acogen a
Jesús y lo reconocen. Así, el Espíritu Santo iluminó a los pastores de Belén, que
fueron corriendo a la cueva y adoraron al niño. Y luego el Espíritu guió a los ancianos
Simeón y Ana en el templo de Jerusalén, y reconocieron en Jesús al Mesías.
«Mis ojos han visto a tu Salvador – exclama Simeón –, a quien has presentado
ante todos los pueblos» (Lc 2,30).
Sí, hermanos, Jesús es la salvación para todas las personas y todos los pueblos.
Para él, el Salvador del mundo, le pido que guarde a nuestros hermanos y hermanas
de Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del
conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y
religiosos, sufren una persecución brutal. Que la Navidad les traiga esperanza, así
como a tantos desplazados, prófugos y refugiados, niños, adultos y ancianos, de
aquella región y de todo el mundo; que la indiferencia se transforme en cercanía y
el rechazo en acogida, para que los que ahora están sumidos en la prueba reciban
la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno, puedan
regresar a sus países y vivir con dignidad. Que el Señor abra los corazones a la
confianza y otorgue la paz a todo el Medio Oriente, a partir la tierra bendecida
por su nacimiento, sosteniendo los esfuerzos de los que se comprometen activamente
en el diálogo entre israelíes y palestinos.
de una virgen, cumpliendo las antiguas profecías. La virgen se llama María, y su
esposo José.
Son personas humildes, llenas de esperanza en la bondad de Dios, que acogen a
Jesús y lo reconocen. Así, el Espíritu Santo iluminó a los pastores de Belén, que
fueron corriendo a la cueva y adoraron al niño. Y luego el Espíritu guió a los ancianos
Simeón y Ana en el templo de Jerusalén, y reconocieron en Jesús al Mesías.
«Mis ojos han visto a tu Salvador – exclama Simeón –, a quien has presentado
ante todos los pueblos» (Lc 2,30).
Sí, hermanos, Jesús es la salvación para todas las personas y todos los pueblos.
Para él, el Salvador del mundo, le pido que guarde a nuestros hermanos y hermanas
de Irak y de Siria, que padecen desde hace demasiado tiempo los efectos del
conflicto que aún perdura y, junto con los pertenecientes a otros grupos étnicos y
religiosos, sufren una persecución brutal. Que la Navidad les traiga esperanza, así
como a tantos desplazados, prófugos y refugiados, niños, adultos y ancianos, de
aquella región y de todo el mundo; que la indiferencia se transforme en cercanía y
el rechazo en acogida, para que los que ahora están sumidos en la prueba reciban
la ayuda humanitaria necesaria para sobrevivir a los rigores del invierno, puedan
regresar a sus países y vivir con dignidad. Que el Señor abra los corazones a la
confianza y otorgue la paz a todo el Medio Oriente, a partir la tierra bendecida
por su nacimiento, sosteniendo los esfuerzos de los que se comprometen activamente
en el diálogo entre israelíes y palestinos.
Que Jesús, Salvador del mundo, custodie a cuantos están sufriendo en Ucrania y
conceda a esa amada tierra superar las tensiones, vencer el odio y la violencia y
emprender un nuevo camino de fraternidad y reconciliación.
conceda a esa amada tierra superar las tensiones, vencer el odio y la violencia y
emprender un nuevo camino de fraternidad y reconciliación.
Que Cristo Salvador conceda paz a Nigeria, donde se derrama más sangre y
demasiadas personas son apartadas injustamente de sus seres queridos y retenidas
como rehenes o masacradas. También invoco la paz para otras partes del continente
africano. Pienso, en particular, en Libia, el Sudán del Sur, la República Centroafricana
y varias regiones de la República Democrática del Congo; y pido a todos los que tienen responsabilidades políticas a que se comprometan, mediante el diálogo, a superar
contrastes y construir una convivencia fraterna duradera.
demasiadas personas son apartadas injustamente de sus seres queridos y retenidas
como rehenes o masacradas. También invoco la paz para otras partes del continente
africano. Pienso, en particular, en Libia, el Sudán del Sur, la República Centroafricana
y varias regiones de la República Democrática del Congo; y pido a todos los que tienen responsabilidades políticas a que se comprometan, mediante el diálogo, a superar
contrastes y construir una convivencia fraterna duradera.
Que Jesús salve a tantos niños víctimas de la violencia, objeto de tráfico ilícito y
trata de personas, o forzados a convertirse en soldados. Niño, tantos niños abusados.
Que consuele a las familias de los niños muertos en Pakistán la semana pasada.
Que sea cercano a los que sufren por enfermedad, en particular a las víctimas
de la epidemia de ébola, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea.
Agradezco de corazón a los que se están esforzando con valentía para ayudar
a los enfermos y sus familias, y renuevo un llamamiento ardiente a que se garantice
la atención y el tratamiento necesario.
trata de personas, o forzados a convertirse en soldados. Niño, tantos niños abusados.
Que consuele a las familias de los niños muertos en Pakistán la semana pasada.
Que sea cercano a los que sufren por enfermedad, en particular a las víctimas
de la epidemia de ébola, especialmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea.
Agradezco de corazón a los que se están esforzando con valentía para ayudar
a los enfermos y sus familias, y renuevo un llamamiento ardiente a que se garantice
la atención y el tratamiento necesario.
Jesús Niño. Mi pensamiento va a todos los niños hoy asesinados y maltratados.
Tanto a los que antes de ver la luz, privados del amor generoso de sus padres y
enterrados en el egoísmo de una cultura que no ama la vida; como los niños
desplazados por causa de la guerra y las persecuciones, abusados y explotados
bajo nuestros ojos y nuestro silencio cómplice. Y a los niños masacrados bajo
los bombardeos, también allí donde el Hijo de Dios ha nacido. Aún hoy su silencio
impotente grita bajo la espada de tantos Herodes. Sobre su sangre acampa hoy
la sombra de los Herodes actuales. Hay verdaderamente muchas lágrimas en
esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús.
Tanto a los que antes de ver la luz, privados del amor generoso de sus padres y
enterrados en el egoísmo de una cultura que no ama la vida; como los niños
desplazados por causa de la guerra y las persecuciones, abusados y explotados
bajo nuestros ojos y nuestro silencio cómplice. Y a los niños masacrados bajo
los bombardeos, también allí donde el Hijo de Dios ha nacido. Aún hoy su silencio
impotente grita bajo la espada de tantos Herodes. Sobre su sangre acampa hoy
la sombra de los Herodes actuales. Hay verdaderamente muchas lágrimas en
esta Navidad junto con las lágrimas del Niño Jesús.
Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo ilumine hoy nuestros
corazones, para que podamos reconocer en el Niño Jesús, nacido en Belén de
la Virgen María, la salvación que Dios nos da a cada uno de nosotros, a todos los
hombres y todos los pueblos de la tierra. Que el poder de Cristo, que es liberación
y servicio, se haga oír en tantos corazones que sufren la guerra, la persecución,
la esclavitud. Que este poder divino, con su mansedumbre, extirpela dureza de
corazón de muchos hombres y mujeres sumidos en lo mundano y la indiferencia.
Que su fuerza redentora transforme las armas en arados, la destrucción en
creatividad, el odio en amor y ternura. Así podremos decir con júbilo:
«Nuestros ojos han visto a tu Salvador».
corazones, para que podamos reconocer en el Niño Jesús, nacido en Belén de
la Virgen María, la salvación que Dios nos da a cada uno de nosotros, a todos los
hombres y todos los pueblos de la tierra. Que el poder de Cristo, que es liberación
y servicio, se haga oír en tantos corazones que sufren la guerra, la persecución,
la esclavitud. Que este poder divino, con su mansedumbre, extirpela dureza de
corazón de muchos hombres y mujeres sumidos en lo mundano y la indiferencia.
Que su fuerza redentora transforme las armas en arados, la destrucción en
creatividad, el odio en amor y ternura. Así podremos decir con júbilo:
«Nuestros ojos han visto a tu Salvador».
Con estos pensamientos, Feliz Navidad a todos.
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