Un país diseñado para la eterna juventud
Venezuela no ha sido planificada para el envejecimiento activo de su población. En menos de cuatro décadas, 22% estará compuesta por adultos mayores porcentaje similar al de Europa y aún no se consolidan proyectos para asistirlos
La iluminación del Pulpo Gallego, un antiguo restaurante en la calle Adrián Rodríguez de Chacao, encandila. Los mesoneros dicen que la usan así para orientar al público: "Algunos tienen problemas en la vista y otros en el oído, por eso también se adapta el sonido". Es viernes, 9:00 de la noche, y solo faltan dos horas para el cierre. Comienza a sonar el bolero "Vuélveme a querer". Más de diez mesas quedan rápidamente vacías. Se ha levantado la clientela para bailar: los abuelos.
La estrella es el "Chino del Pedregal". Mientras menea un vaso con ron y se recuesta sobre un muro, hace alarde de su club de fanáticas: "¡Soy como su Bebé salsero" y ellas son mi baby shower! Hoy dedico mis canciones a Ismita, que cumple 75 sin IVA". Es pura ironía, hace años que su público entró en la tercera edad. Celia Guzmán, Aura Rivas e Isabel Merino de 70, 66 y 76 años de edad, respectivamente se declaran seguidoras de su voz. "A mí me gusta El Día que me Quieras"; "A mí Vuélveme a Querer"; "A mí todas", dicen afanosas.
Este es un refugio para la diversión de los abuelos, uno de los pocos existentes en Caracas. La tercera edad continúa sin reflejarse claramente en los planos del país. En menos de 4 décadas, 22% de la población estará, al igual que en Europa, compuesta por adultos mayores y aún no se consolidan proyectos para asistirlos. Es una realidad reflejada en el informe Global Age Watch 2014 elaborado por la organización británica HelpAge International que califica a Venezuela como una de las peores naciones para envejecer.
El mundo acumula arrugas a un ritmo avasallante. En un informe presentado en julio por Anand Grover, relator especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, se afirma que las personas mayores de 60 años de edad son el segmento de la población que crece con mayor rapidez. En el documento se advierte que 1 de cada 5 personas pertenecerá al referido grupo en 2050. Gracias a las proyecciones algunas naciones orientan sus políticas hacia la atención de la tercera edad y la OMS enfatiza en incorporarlos productivamente. Pero las alertas no son escuchadas en Venezuela que, según expertos, ni siquiera aprovecha al máximo el bono demográfico (transición en que la población económicamente activa es mayor a la dependiente), que se experimenta desde 2003 y concluirá en 29 años. Una vez superada, solo podría quedar un alto porcentaje de abuelos sin recursos.
A pesar de la creación, en 2011, de la Misión Amor Mayor, las carencias que se manifiestan en las calles a través de protestas como, por ejemplo, la protagonizada el martes por ancianos en Caracas para denunciar la exclusión de 700.000 de ellos de la Misión en Amor Mayor. Es una vejez que se afronta a deficientes pensiones, escasez de medicinas y que ni siquiera cuenta con espacios para divertirse.
Con la pensión no se llega a Roma. A sus 78 años de edad, Amparo Pérez, asegura que nadie le quita la ilusión de viajar a Roma, conocer su casco histórico y echarse una escapada a la Ciudad del Vaticano. Pero la materialización del sueño depende de su pensión 4.251 bolívares, 40 veces menos del costo del pasaje a Italia.
Si el ingreso económico hubiera sido más alto, quizás habría estado en el encuentro del papa Francisco, en la plaza San Pedro, con los ancianos, celebrado a finales de septiembre. También lo habría escuchado decir en su misa: "¿Cuántas veces se descarta a los ancianos? El abandono es una eutanasia escondida. Se descarta a los niños y jóvenes porque no hay trabajo, y a los ancianos para mantener un sistema económico equilibrado, donde el centro no es la persona sino el dios dinero. Un pueblo que no los trata bien no tiene futuro, porque pierde la memoria. Se olvida de las raíces".
El discurso encaja como pieza de rompecabezas en Venezuela. La pensión, apenas, alcanza para cubrir gastos de recreación en el país. En el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales están inscritos 2.525.401 adultos mayores. En mayo, junto al salario mínimo, se decretó el aumento en 30%. El ajuste no fue inmediato en el caso de los adultos mayores, como prometió el presidente Nicolás Maduro, y solo un mes después, en junio, se disfrutó del incremento.
Pero la inflación es voraz. Ya en septiembre alcanzó 39%, según el Banco Central de Venezuela, mientras que el Fondo Monetario Internacional calcula que podría cerrar en 60% a finales de año.
Aunque el IVSS continuó con un programa de turismo social a destinos nacionales el año pasado, solo se benefició 2% de los pensionados (56.722), según la Memoria y Cuenta del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de 2013. María de Arteaga, de 69 años de edad, quedó excluida del grupo beneficiado. Opina que es un infortunio no haber cotizado en el sistema de Seguro Social. "La vejez no se disfruta en este país. Yo no tengo tiempo ni dinero para distraerme, nunca coticé una pensión y ahora me toca trabajar para comprarme mis cositas", dijo.
Ella cambió las horas de distracción por las del trabajo. Vende cigarros, chucherías y alquila teléfonos celulares, sentada en un puestito en El Silencio. Su frente tiene el aspecto de la tierra cuarteada, el cabello grisáceo cae enmarañado hasta su cintura y el cuerpo es esquelético.
Kilómetros de obstáculos. Un paseo por El Valle puede ser una gymkana para Juan Rodríguez. Con 73 años de edad, hipertensión, y varices en las piernas, todo duele al caminar. Sin embargo, el paso se vuelve apurado cuando se cruza en la desenfrenada circulación de automóviles y motocicletas. La tiene más difícil que el resto de los peatones. Si un anciano decide salir por cuenta propia, la acera a pocos metros de la puerta de su casa ya es el primer obstáculo.
Es una travesía con pocas recompensas. Muchos abuelos de El Valle la emprenden en búsqueda de diversión; sin embargo, la última, anunciada recientemente por el presidente Nicolás Maduro a través de Twitter, ha sido la donación de juegos de mesas en la plaza Bolívar. "¡Tampoco fueron sacados hoy!", dice un grupo de vecinos.
Para Celia Herrera, presidenta de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Transporte y Vialidad, esto obedece a la exclusión de la tercera edad de los planes de movilidad del país. "Solo se han logrado beneficios en las tarifas. Se destruyen las rampas para personas con movilidad reducida o se estacionan en áreas destinadas a ellos. No hay avances en el condicionamiento de las unidades de transporte y de las calles. Las fallas son evidentes en el comportamiento ciudadano, pues la cordialidad de ceder espacios a las personas mayores se ha perdido", indicó.
Las ideas están, pero no la voluntad de ejecutarlas, según especialistas. La Alcaldía Metropolitana de Caracas diseñó un proyecto de acceso a las personas con movilidad reducida, pero no se ha ejecutado por falta de aprobación de recursos del gobierno central. "Está en el plan 2020. Tenemos esperanzas de que se materialice. La capital no tiene posibilidad de atender a los abuelos en cuanto a movilidad, no se le garantiza la autonomía. En muchos países de América Latina se están preparando para adecuar las metrópolis. Es un proceso que requiere de planificación, inversión y tiempo", dijo Ariana Tarhán, directora de Planificación del Instituto Metropolitano de Urbanismo.
La norma de la Comisión Venezolana de Normas Industriales 3358: 1997, referente a la tipología de los autobuses urbanos, se refiere a la accesibilidad al transporte. A juicio de Tarhán es letra muerta: "Se han hecho esfuerzos para adecuar algunos sistemas de transporte para adultos mayores o con movilidad reducida, pero la mayoría de las flotas de autobuses no están condicionada para atenderlos". En Europa, por ejemplo, las unidades de transporte público cuentan con accesibilidad para personas mayores o con movilidad reducida. España, particularmente, se enfocó en la accesibilidad universal, específicamente en el entorno urbano. "Previeron el aumento de esta población, se prepararon para asistirla. En Francia se legisló para que todas las ciudades estuvieran adaptadas para este grupo. Y en Chile o Medellín (Colombia) también hay avances", añadió.
Contra el aburrimiento. Sin embargo, el ingenio suele vencer en ocasiones a las limitaciones económicas. En el municipio Chacao donde 25% de la población es mayor de 60 años de edad están los abuelos deportistas. Son un grupo de adultos mayores que practican tai-chi y yoga en plazas públicas, gracias a una iniciativa de la alcaldía. No se necesita de grandes gastos, solo voluntad para asistir a las clases. El ajedrez y otros juegos de mesa también distraen a los viejitos del bulevar La Carlota y en Candelaria.
Para Gilberto Aldana, presidente de la Sociedad y Fundación Venezolana de Psicología de la Salud y especialista en adultos mayores, es indispensable que se practique, casi como una religión, la recreación en la tercera edad.
"Es fundamental estimular las actividades sociales en los adultos mayores para prevenir el deterioro cognitivo. Hay que recordar que el cerebro es un músculo y si no se ejercita, pues se mengua. Además, los viejitos aislados tienden a deprimirse, eso debilita el sistema inmunológico y acelera enfermedades", dijo.
Lenín Mendoza, comunicador social y presidente de la Fundación Misión de Vida, asegura que su abuela lo motivó a dedicarse a la tercera edad: "Noté que le ofrecimos calidad de vida a mi abuelita en sus últimos años, a través de la recreación. Por eso, luego de su muerte, fundé una asociación que llamé Misión de Vida, pues realmente creo que es mi objetivo ofrecerle distracción a otros adultos mayores".
Desde hace siete años se han dedicado a visitar albergues. Ha sido un tour, en ocasiones, desconsolador, pues muchos no cuentan con las mejores condiciones. Recuerda que el ánimo de los ancianos suele decaer tras el encierro. "Que llamen, en algunos albergues, con el sonido de un timbre a los viejitos para comer es deprimente. Cuando vamos, les ponemos música de su época. Hacemos una terapia, porque les preguntamos qué les recuerda cada melodía. Ellos recuerdan, se sienten felices".
La música es vida, repite Desireé Agostini. Ella es la promotora de una iniciativa única en Caracas: la Escuela de Música para la Tercera Edad.
Funciona en un reducido local en la torre B del edificio Pascal de la urbanización Santa Eduvigis, en el municipio Sucre. Cuenta con dos pisos, paredes blancas y un mobiliario contado: dos escritorios, más de una docena de sillas, instrumentos musicales. "Se nos está quedando pequeño el sitio para la cantidad de personas que recibimos, sin contar los interesados. Nos gustaría contar con alguna ayuda para mudarnos a un lugar más espacioso", dijo.
Son 70 alumnos no todos son abuelos, también hay nietos que acuden en distintos horarios para recibir clases de piano, cuatro, guitarra, y de otros instrumentos. El perfil de Esperanza Martínez, de 71 años de edad, es el de la mayoría de los estudiantes: cabellos canosos y cortos, anteojos, dedos alargados, y amplia sonrisa. Llegó a la escuela impulsada por su nieta de 11 años. "Ella estudia aquí. Me decía: 'Abuela, anda, retoma las lecciones de piano'. Y le hice caso, ahora me siento más contenta", detalló.
Los costos son asequibles y se ofrecen becas en casos especiales.
Es compañera de Olivia Tique, una peluquera de 57 años de edad residenciada en Altamira. Aunque no tocan el mismo instrumento, se conocieron en la escuela y aseguran que están unidas por la edad y una batalla por vencer el aburrimiento. "Siempre, desde pequeña, quise aprender a tocar algo, pero no pude por las circunstancias económicas de mi familia. Luego, llegó el tiempo de trabajar y cuidar a mi hija. A ella le inculqué el amor por la música, pero prefirió aprender danza. Hace poco dejé de pararle a la edad y decidí ver clases de cuatro", contó Tique.
Luego de tres clases afirma que sus avances son rápidos promete tocar con su cuatro algunos boleros, esos mismos que tanto disfrutan los abuelos del Pulpo Gallego.
Los abuelos sin amor mayor
La misión destinada a los que no cotizaron en el Seguro Social fue privilegiada en recursos para el próximo año con 9.291 millones, aunque una de sus principales fuentes de subsidio continúa en caída: el petróleo Es una lotería. La Misión en Amor Mayor es una suerte de azar para algunos abuelos que, aún censados por el programa social, no entran en las listas de beneficiados. Luciano Gutiérrez Contreras, de 62 años de edad que vive en el estado Bolívar, espera desde hace dos años. Su hijo, José Gutiérrez, asegura que lo ayuda con su beca de estudios. "Él se registró en la misión, pero aún no ha sido verificado. Además de mi beca, logra sobrevivir con las ganancias obtenidas por los trabajos ocasionales como albañil. Es muy poco para mantenerse. Nunca cotizó en el Instituto Venezolano de Seguros Sociales", explicó.
Es una historia que se repite en varios estados del país. La mamá de Nurendys Salas, Nubia Arango, también se inscribió en el programa: "Lo hizo cuando empezó la misión, luego se censó en Maracaibo (Zulia) y nunca le dieron una respuesta. Ya va a cumplir 57 años y no cuenta con ayuda económica. Nosotros le costeamos algunos gastos, pero el dinero no alcanza porque están muy costosos las medicinas, la comida y otros productos".
La misión fue creada en 2011 por el presidente Hugo Chávez para subsidiar a los adultos mayores no inscritos en el IVSS. Son 546.353 beneficiados los cuales representarían casi 12% de la población de la tercera edad que, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas, será de 4.288.734 el próximo año.
Alcance. Para José Salas, de 68 años de edad, no es suficiente la cobertura de la misión: "Tengo muchos amigos, igual que yo, intentando quedar inscritos. Deberían ampliarla o, por lo menos, crear otra que nos ayude".
En el programa se han invertido 27.770.851.788 bolívares sin contar 2 créditos adicionales otorgados este año por la Asamblea Nacional de 78.487.200 y 40.927 millones de bolívares, según Memoria y Cuenta del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social de 2013. Pero, en los próximos meses, será la misión que contará con el mayor recurso: 9.291 millones de bolívares, según el Proyecto de Ley de Presupuesto de 2015.
"Sobre el manejo de la misión no hay mucha información. La opción de las personas aspirantes a ser beneficiadas, o ya con el beneficio, es acudir a los consejos comunales y la Presidencia de la República. Es un programa que, en parte, depende de la renta petrolera y eso no le otorga una estabilidad total", aseguró María Eugenia Fernández, abogada especialista en el tema de pensiones a jubilados.
La caída del precio del barril del petróleo, experimentada en los últimos meses, y la inflación, calculada por el Fondo Monetario Internacional en 55,9% para el próximo año, podrían suponer preocupaciones a futuro para los beneficiados. Sin embargo, el presidente Nicolás Maduro autorizó el 13 de octubre incorporar a las comunidades indígenas en la Misión en Amor Mayor.
"La cobertura del IVSS se ha ampliado en los últimos años, pero no la calidad del beneficio. Hay muchos abuelos que reciben una pensión, pero eso no les alcanza para mucho. Los distintos decretos y programas sociales tampoco son una solución definitiva, ya que suelen desaparecer y no forman parte del sistema formal", explicó Fernández.
El país envejece sin bastones para apoyarse Venezuela se encuentra al nivel de África Subsahariana en cuanto a las condiciones para atender a las personas mayores. Está en el puesto 76 de 96 países evaluados en el mundo, según el Informe sobre el Envejecimiento y Desarrollo 2014 hecho por Global HelpAge. Es calificado como una de las peores naciones para envejecer debido a que no se le brinda una adecuada seguridad social, asistencia sanitaria, oportunidades de empleo y otros beneficios.
El aumento de la esperanza de vida es una tendencia global. Venezuela, a diferencia del resto de los países peor calificados por HelpAge, tendrá una población alta de adultos mayores en 2050. En el informe se expone la preocupación por esta situación: "En Camboya, Honduras, Ruanda y Venezuela, la esperanza de vida a los 60 años ha aumentado en el mismo nivel que en los países de altos ingresos. Se encuentran en la mitad inferior del índice, lo cual señala que los avances en cuanto a longevidad no se ven acompañados por políticas para mejorar la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos mayores".
Las esperanzas son opacadas si no aprovecha el bono demográfico, que terminará en 29 años. Jorge González Caro, representante auxiliar en Venezuela del Fondo de Población de las Naciones Unidas, advirtió en un foro en 2012 que la consecuencia a futuro del desperdicio de esta oportunidad sería un país envejecido y pobre.
Entrevista
Victoria Tirro, psicóloga especialista en la tercera edad
"No estamos preparados para envejecer".
El denominador común de los pacientes de Victoria Tirro, psicóloga y profesora universitaria, es la edad. Al consultorio, en Caracas, acuden abuelos para plantearle casi cualquier situación que afecta su estado de ánimo. A todos, con algunas variantes, aconseja lo mismo: "asumir con alegría la vejez".
—¿Por qué acuden, usualmente, al psicólogo los viejitos?
—Hay diversas razones. Pero, generalmente, los motivos más frecuentes son problemas de memoria, que en muchos casos obedece a depresiones. También por conflictos con la familia, los duelos o el diagnostico de una enfermedad.
—¿Qué carencias manifiestan?
—La falta de espacios recreativos, formativos y mantenimiento de funciones. Eso contribuye a que se sientan inútiles. Los problemas socioeconómicos también afectan a los adultos mayores.
—¿Cómo es vista la vejez en Venezuela?
—No estamos preparados para envejecer. Se asocia la vejez con el deterioro. Los venezolanos, por lo general, enfatizan mucho en la belleza y lo simétrico, y eso no es precisamente lo que se muestra en la tercera edad.
—¿Cómo es el envejecimiento con bienestar?
—Cada quien envejece a su modo. Es un tema de valentía ante la vida. Puedes tener cambios anatómicos, pero no serán fuertes si tomas una actitud activa. Yo recomiendo a mis pacientes mantener la curiosidad, las relaciones afectivas y entretenerse.
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