ENTREVISTA DELIA FIALLO, ESCRITORA
"La muerte de valientes duele demasiado"
"Me da vergüenza la mansedumbre de mi pueblo cubano (...) Oro por ustedes, mis venezolanos" "Vencer el miedo en un país represivo es una heroicidad (...) Después de tanto odio no es fácil decir 'aquí no ha pasado nada"
![]() |
Delia Fiallo, escritora
ANDRÉS CORREA GUATARASMA
| EL UNIVERSAL
lunes 31 de marzo de 2014
Nueva York.- Si alguien
sabe de espinosas batallas entre inocencia, crueldad, ternura,
despotismo, abrazos, llanto, intrigas, envidia, sueños, amores, abusos y
odios, con giros y complicaciones, es Delia Fiallo.
Próxima a cumplir 90 años, esta eterna habanera que quiso ser veterinario más que nunca conjuga en futuro, con la serenidad de llevar casi tres décadas en retiro voluntario, recuperando el tiempo que le absorbieron a ella y su familia sus "shows sentimentales" -como los llamó Cabrujas-, escritos a máquina y mayormente sola.
En esos años era esclava de las teclas, no quedaba otra. Primero en Cuba, donde para CMQ escribió, entre otras telenovelas estelares, Cuando se quiere a un enemigo, ambientada en la Francia ocupada por los nazis. Luego, en el exilio, huyendo del verde olivo en un proceso de "imbecilización colectiva", partiendo sin un centavo en la Navidad de 1966, juzgada como "contrarrevolucionaria" por adaptar para la televisión la legendaria historia de Aladino.
Superada la necesidad, miles de capítulos después, saborea la consagración. Desde Cristal (RCTV 1985-86) vive de los suculentos derechos de sus historias. Pero, como todos sus personajes, también ha tenido sinsabores: decepcionantes distorsiones en México, sin olvidar detractores y plagios.
"Cuando salí de Cuba, si no caigo en Venezuela mis novelas no hubieran existido", ha sentenciado varias veces esta doña egresada en Filosofía y Letras, que comenzó a escribir para paliar la soledad de ser hija única de un médico errante. Así, a nadie extraña que hoy, desde Miami, se mantenga al día con las noticias y los afectos de ese país donde un apartamento en Caraballeda le hacía soñar con su esquiva isla.
En el exilio "descubrí que patria no es solamente el lugar donde se nace, sino también donde se lucha, donde se triunfa, donde amas y eres amado. En Venezuela me abrieron las puertas, creyeron en mí, respetaron mi creatividad, me ayudaron a alcanzar los éxitos más grandes en mi carrera como escritora. Pero más que eso, en Venezuela pude llenar muchos vacíos que sentí al dejar mi país, porque allí encontré gente que se convirtió en mi familia, amigos entrañables que permanecen para siempre en mi vida", incluyendo su única nuera, Carolina, maracucha, hermana de su musa Lupita Ferrer.
Por eso "comprenderán que me ha resultado muy triste repetir por Venezuela el mismo dolor que sentí por mi desdichada Cuba. Oro por ustedes, mis venezolanos, y confío en que pronto volverán a ser libres. ¡Gloria al bravo pueblo!".
-La disidencia cubana está haciendo un llamado a levantarse aprovechando la rebeldía venezolana. ¿Lo ve factible?
-Lamento no sentirme optimista. Desde sus inicios la revolución cubana demostró su carácter sanguinario y durante dos generaciones ha sembrado despiadadamente el terror, al extremo de que sólo las muy honrosas excepciones de un puñado de hombres y mujeres está salvando nuestra dignidad. Yo no creo que ese "llamado a la calle" tenga la respuesta adecuada. A mí me da vergüenza la mansedumbre de mi pueblo cubano.
-¿Es casualidad que haya tantas mujeres al frente de la actual oposición cubana?
-Siento por la disidencia cubana una gran admiración y un enorme respeto. Vencer el miedo en un país represivo, donde disentir es un gran delito, significa una heroicidad que tenemos que agradecer los cubanos de allá y de acá, y debiera servir de ejemplo al mundo entero. Las mujeres tenemos una sensibilidad especial, nos hiere muy adentro la injusticia, el abuso, la crueldad. No es de extrañar que mujeres de corazón muy tierno, se vuelvan leonas a la hora de defender la libertad y los derechos del lugar donde nacieron.
-Nicolás Maduro culpó a las telenovelas de aumentar la violencia en Venezuela...
-Me parece absurdo y ridículo. Además, yo estoy en desacuerdo con todo lo que diga Maduro.
-Venevisión fue la empresa donde usted laboró por más tiempo en Venezuela, de la mano de Enrique Cuscó. ¿Qué opina de la actual política informativa de ese canal?
-Por el cariño que le tengo a Venevisión, prefiero no contestar.
-Las últimas décadas ha vivido en Estados Unidos. ¿Cómo ve la política de Obama hacia Cuba y Venezuela?
-Es ambivalente, inoperante y débil. Como todas sus políticas internas e internacionales.
-¿Qué siente al ver a tantos "demócratas" del hemisferio visitando Cuba e ignorando la represión y la censura en Venezuela?
-El rechazo que despierta la gran nación de Estados Unidos de América, hace que países, sociedades y gente "progresista" se conviertan en amigos de sus enemigos. Está fresco el bochornoso espectáculo (Cumbre de CELAC, enero 2014) que dieron todos los presidentes elegidos democráticamente por sus pueblos, desfilando para reverenciar a la represiva y andrajosa dictadura cubana.
-En sus historias al final siempre triunfa la justicia, pero la realidad no funciona así. ¿Qué consejo les da para sobrevivir a la injusticia a los presos políticos y a quienes protestan?
-A los presos de conciencia lo único que puedo aconsejarles es que mantengan el valor que los llevó tras las rejas y también su fe en Dios. A los que siguen luchando en las calles, les digo: "No cedan, pero cuídense. La muerte de los valientes duele demasiado".
-Eventualmente, ¿ve factible el perdón y reencuentro entre los cubanos luego de 55 años de dictadura?
-Yo creo en el perdón a través del arrepentimiento. ¿Pero hasta dónde alcanzaría el de ellos? Están aquellas cosas: la culpable complicidad con un régimen brutal, ciego de poder, la indiferencia ante el dolor de los muertos fusilados en el paredón, consumidos en las cárceles, ahogados en el mar. Las delaciones por cualquier protesta, por encender una bombilla de más, por comprar media libra de café fuera de la libreta de abastecimiento. Están los actos de repudio donde nos gritaban "gusanos", las filas que se formaban en los barrios para despedir con insultos, escupidas, "cocotazos", al vecino que abandonaba su hogar para buscar lejos la libertad, la justicia y el respeto que no tenía en su país. Después de tanto odio, cobardía, disimulo y egoísmo no es fácil decir "borrón y cuenta nueva, aquí no ha pasado nada". Aunque yo no soy partidaria de empequeñecernos con el resentimiento, sino engrandecernos con el perdón, creo que una reunificación completa entre los de allá y los de acá sería difícil. El problema es que perdonar es un acto volitivo, olvidar no. Podemos perdonar, olvidar es imposible.
-¿Sueña volver?
-He arrastrado mi añoranza sin volver a pisar mi tierra querida porque me niego a contribuir ni con medio céntimo a que la odiosa dictadura de los Castro alargue la agonía de mis hermanos cubanos. Ya a mi edad perdí la esperanza de regresar algún día a una Cuba libre, pero sí a una Venezuela liberada, porque ustedes tienen el coraje de pelear para rescatarla de la dictadura que la oprime. Y sé que van a lograrlo.
acorrea@eluniversal.com
Próxima a cumplir 90 años, esta eterna habanera que quiso ser veterinario más que nunca conjuga en futuro, con la serenidad de llevar casi tres décadas en retiro voluntario, recuperando el tiempo que le absorbieron a ella y su familia sus "shows sentimentales" -como los llamó Cabrujas-, escritos a máquina y mayormente sola.
En esos años era esclava de las teclas, no quedaba otra. Primero en Cuba, donde para CMQ escribió, entre otras telenovelas estelares, Cuando se quiere a un enemigo, ambientada en la Francia ocupada por los nazis. Luego, en el exilio, huyendo del verde olivo en un proceso de "imbecilización colectiva", partiendo sin un centavo en la Navidad de 1966, juzgada como "contrarrevolucionaria" por adaptar para la televisión la legendaria historia de Aladino.
Superada la necesidad, miles de capítulos después, saborea la consagración. Desde Cristal (RCTV 1985-86) vive de los suculentos derechos de sus historias. Pero, como todos sus personajes, también ha tenido sinsabores: decepcionantes distorsiones en México, sin olvidar detractores y plagios.
"Cuando salí de Cuba, si no caigo en Venezuela mis novelas no hubieran existido", ha sentenciado varias veces esta doña egresada en Filosofía y Letras, que comenzó a escribir para paliar la soledad de ser hija única de un médico errante. Así, a nadie extraña que hoy, desde Miami, se mantenga al día con las noticias y los afectos de ese país donde un apartamento en Caraballeda le hacía soñar con su esquiva isla.
En el exilio "descubrí que patria no es solamente el lugar donde se nace, sino también donde se lucha, donde se triunfa, donde amas y eres amado. En Venezuela me abrieron las puertas, creyeron en mí, respetaron mi creatividad, me ayudaron a alcanzar los éxitos más grandes en mi carrera como escritora. Pero más que eso, en Venezuela pude llenar muchos vacíos que sentí al dejar mi país, porque allí encontré gente que se convirtió en mi familia, amigos entrañables que permanecen para siempre en mi vida", incluyendo su única nuera, Carolina, maracucha, hermana de su musa Lupita Ferrer.
Por eso "comprenderán que me ha resultado muy triste repetir por Venezuela el mismo dolor que sentí por mi desdichada Cuba. Oro por ustedes, mis venezolanos, y confío en que pronto volverán a ser libres. ¡Gloria al bravo pueblo!".
-La disidencia cubana está haciendo un llamado a levantarse aprovechando la rebeldía venezolana. ¿Lo ve factible?
-Lamento no sentirme optimista. Desde sus inicios la revolución cubana demostró su carácter sanguinario y durante dos generaciones ha sembrado despiadadamente el terror, al extremo de que sólo las muy honrosas excepciones de un puñado de hombres y mujeres está salvando nuestra dignidad. Yo no creo que ese "llamado a la calle" tenga la respuesta adecuada. A mí me da vergüenza la mansedumbre de mi pueblo cubano.
-¿Es casualidad que haya tantas mujeres al frente de la actual oposición cubana?
-Siento por la disidencia cubana una gran admiración y un enorme respeto. Vencer el miedo en un país represivo, donde disentir es un gran delito, significa una heroicidad que tenemos que agradecer los cubanos de allá y de acá, y debiera servir de ejemplo al mundo entero. Las mujeres tenemos una sensibilidad especial, nos hiere muy adentro la injusticia, el abuso, la crueldad. No es de extrañar que mujeres de corazón muy tierno, se vuelvan leonas a la hora de defender la libertad y los derechos del lugar donde nacieron.
-Nicolás Maduro culpó a las telenovelas de aumentar la violencia en Venezuela...
-Me parece absurdo y ridículo. Además, yo estoy en desacuerdo con todo lo que diga Maduro.
-Venevisión fue la empresa donde usted laboró por más tiempo en Venezuela, de la mano de Enrique Cuscó. ¿Qué opina de la actual política informativa de ese canal?
-Por el cariño que le tengo a Venevisión, prefiero no contestar.
-Las últimas décadas ha vivido en Estados Unidos. ¿Cómo ve la política de Obama hacia Cuba y Venezuela?
-Es ambivalente, inoperante y débil. Como todas sus políticas internas e internacionales.
-¿Qué siente al ver a tantos "demócratas" del hemisferio visitando Cuba e ignorando la represión y la censura en Venezuela?
-El rechazo que despierta la gran nación de Estados Unidos de América, hace que países, sociedades y gente "progresista" se conviertan en amigos de sus enemigos. Está fresco el bochornoso espectáculo (Cumbre de CELAC, enero 2014) que dieron todos los presidentes elegidos democráticamente por sus pueblos, desfilando para reverenciar a la represiva y andrajosa dictadura cubana.
-En sus historias al final siempre triunfa la justicia, pero la realidad no funciona así. ¿Qué consejo les da para sobrevivir a la injusticia a los presos políticos y a quienes protestan?
-A los presos de conciencia lo único que puedo aconsejarles es que mantengan el valor que los llevó tras las rejas y también su fe en Dios. A los que siguen luchando en las calles, les digo: "No cedan, pero cuídense. La muerte de los valientes duele demasiado".
-Eventualmente, ¿ve factible el perdón y reencuentro entre los cubanos luego de 55 años de dictadura?
-Yo creo en el perdón a través del arrepentimiento. ¿Pero hasta dónde alcanzaría el de ellos? Están aquellas cosas: la culpable complicidad con un régimen brutal, ciego de poder, la indiferencia ante el dolor de los muertos fusilados en el paredón, consumidos en las cárceles, ahogados en el mar. Las delaciones por cualquier protesta, por encender una bombilla de más, por comprar media libra de café fuera de la libreta de abastecimiento. Están los actos de repudio donde nos gritaban "gusanos", las filas que se formaban en los barrios para despedir con insultos, escupidas, "cocotazos", al vecino que abandonaba su hogar para buscar lejos la libertad, la justicia y el respeto que no tenía en su país. Después de tanto odio, cobardía, disimulo y egoísmo no es fácil decir "borrón y cuenta nueva, aquí no ha pasado nada". Aunque yo no soy partidaria de empequeñecernos con el resentimiento, sino engrandecernos con el perdón, creo que una reunificación completa entre los de allá y los de acá sería difícil. El problema es que perdonar es un acto volitivo, olvidar no. Podemos perdonar, olvidar es imposible.
-¿Sueña volver?
-He arrastrado mi añoranza sin volver a pisar mi tierra querida porque me niego a contribuir ni con medio céntimo a que la odiosa dictadura de los Castro alargue la agonía de mis hermanos cubanos. Ya a mi edad perdí la esperanza de regresar algún día a una Cuba libre, pero sí a una Venezuela liberada, porque ustedes tienen el coraje de pelear para rescatarla de la dictadura que la oprime. Y sé que van a lograrlo.
acorrea@eluniversal.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario