En comparación con otras enfermedades y lesiones, el trastorno depresivo mayor,
también llamado depresión clínica, es la segunda causa de discapacidad global
(4% de la población está diagnosticada con la enfermedad) y la undécima de las
principales causas de carga global en 2010, según los resultados de un estudio
reciente publicado en Plos Medicine. La afección también contribuye a la mortalidad
para un número de otras condiciones.
Para el estudio, los autores, de la Universidad de Queensland y el Centro de
Investigación de Salud Mental de Queensland (Australia), han recopilado la información
necesaria para ello de todos los estudios de investigación publicados sobre el
trastorno depresivo mayor y la distimia, una forma crónica de depresión más leve.
Los datos utilizados se han centrado en la prevalencia, la incidencia y la duración
de la depresión, lo que ayuda a determinar la carga de salud pública y social de
la enfermedad en todo el mundo.
y el Caribe (¡sorpresa!) son las regiones donde se sufren las tasas de
depresión más altas del mundo (más del 5% de las personas sufren la
enfermedad). Al parecer, además, esto les está costando años de vida.
Por el contrario, la depresión es supuestamente menor en Asia oriental,
seguida de Australia/Nueva Zelanda y el sudeste de Asia. Una gráfica
publicada en The Washington Post muestra cómo cada región del mundo
se ve afectada por la depresión. En el mismo artículo también se publica un
mapa con los mayores índices de depresión diagnosticada. Por países, el más
depresivo es Afghanistan, con más del 5% de su población que sufre la enfermedad.
El menos depresivo es Japón, con un 2,5% de su población.
Aunque los científicos no pueden explicar de manera concluyente por qué la
depresión es mucho más frecuente y dañina en algunos países que en otros,
tienen algunas teorías. Entre estos motivos se incluyen los conflictos, que
aumentan de forma considerable las tasas de depresión, y la presencia
de epidemias graves. Por ejemplo, como dicen los investigadores, en el caso
del norte de África/Oriente Medio, el conflicto en la región aumentó la prevalencia
de la depresión. En LA África subsahariana, por otra parte, las enfermedades
como la malaria y el SIDA han convertido a la depresión en una afección de alto
riesgo.
Como indica Caitlin Dewey en su artículo en el periódico norteamericano, científicos
sociales y defensores de la salud pública han identificado otras causas ambientales
para la depresión. Un documento de 2010 elaborado por el Inter-American
Development Bank found encontró, por ejemplo, que el desempleo, los bajos
ingresos y las grandes desigualdades económicas se correlacionan con altos
índices de depresión. También se encontró una relación entre la depresión y la
edad: las personas de entre 16 y 65 años tienden a sufrir depresión a tasas
mucho más altas.
Ese factor de la edad, junto con el crecimiento masivo de la población, explica
el hecho de que la carga de depresión haya aumentado en casi una tercera parte
desde 1990, aseguran los investigadores. Y no hay previsión de que estas cifras
dejen de crecer, por el envejecimiento de la población y porque las desigualdades
cada vez son mayores.
el hecho de que los investigadores hayan utilizado datos preexistentes crear
un claro sesgo en el estudio. Me explico: para el trabajo, los científicos han
comprobado las tasas de depresión ya diagnosticada, ¿pero qué pasa con
aquellas que tienen la enfermedad y no lo están? Es evidente que aquellas
personas que viven en países con una mayor conciencia y un acceso más fácil
a los servicios de salud mental, reciben diagnósticos más tempranos y, por lo
tanto, los índices de depresión son también más altos. ¿Pero qué ocurre
en aquellos países en los que estos servicios son deficientes?
¿Significa esto que en ese país las tasas son mucho menores o lo
que ocurre es que hay muchas personas sin diagnosticar?
Pero no sólo los servicios de salud deficientes pueden reducir los índices
de diagnóstico. También los tabúes que existen con los trastornos de la
salud mental en general pueden provocar este descenso (algo presente
sin duda alguna, también, en muchos países occidentales).
El último sesgo: ¿qué pasa con las tasas en aquéllos países pobres
donde no hay dinero para investigar acerca de la prevalencia de la
depresión clínica en dicha región? Para ello, los investigadores llegaron
a sus propias estimaciones basadas en modelos de regresión estadística.
Ciertamente, no obstante, se trata de eso, de estimaciones.
Fuente | Europapress, The Washington Post
también llamado depresión clínica, es la segunda causa de discapacidad global
(4% de la población está diagnosticada con la enfermedad) y la undécima de las
principales causas de carga global en 2010, según los resultados de un estudio
reciente publicado en Plos Medicine. La afección también contribuye a la mortalidad
para un número de otras condiciones.
Para el estudio, los autores, de la Universidad de Queensland y el Centro de
Investigación de Salud Mental de Queensland (Australia), han recopilado la información
necesaria para ello de todos los estudios de investigación publicados sobre el
trastorno depresivo mayor y la distimia, una forma crónica de depresión más leve.
Los datos utilizados se han centrado en la prevalencia, la incidencia y la duración
de la depresión, lo que ayuda a determinar la carga de salud pública y social de
la enfermedad en todo el mundo.
Variaciones por país y por región
De acuerdo con el trabajo, Oriente medio, África del Norte, Europa del Estey el Caribe (¡sorpresa!) son las regiones donde se sufren las tasas de
depresión más altas del mundo (más del 5% de las personas sufren la
enfermedad). Al parecer, además, esto les está costando años de vida.
Por el contrario, la depresión es supuestamente menor en Asia oriental,
seguida de Australia/Nueva Zelanda y el sudeste de Asia. Una gráfica
publicada en The Washington Post muestra cómo cada región del mundo
se ve afectada por la depresión. En el mismo artículo también se publica un
mapa con los mayores índices de depresión diagnosticada. Por países, el más
depresivo es Afghanistan, con más del 5% de su población que sufre la enfermedad.
El menos depresivo es Japón, con un 2,5% de su población.
Aunque los científicos no pueden explicar de manera concluyente por qué la
depresión es mucho más frecuente y dañina en algunos países que en otros,
tienen algunas teorías. Entre estos motivos se incluyen los conflictos, que
aumentan de forma considerable las tasas de depresión, y la presencia
de epidemias graves. Por ejemplo, como dicen los investigadores, en el caso
del norte de África/Oriente Medio, el conflicto en la región aumentó la prevalencia
de la depresión. En LA África subsahariana, por otra parte, las enfermedades
como la malaria y el SIDA han convertido a la depresión en una afección de alto
riesgo.
Como indica Caitlin Dewey en su artículo en el periódico norteamericano, científicos
sociales y defensores de la salud pública han identificado otras causas ambientales
para la depresión. Un documento de 2010 elaborado por el Inter-American
Development Bank found encontró, por ejemplo, que el desempleo, los bajos
ingresos y las grandes desigualdades económicas se correlacionan con altos
índices de depresión. También se encontró una relación entre la depresión y la
edad: las personas de entre 16 y 65 años tienden a sufrir depresión a tasas
mucho más altas.
Ese factor de la edad, junto con el crecimiento masivo de la población, explica
el hecho de que la carga de depresión haya aumentado en casi una tercera parte
desde 1990, aseguran los investigadores. Y no hay previsión de que estas cifras
dejen de crecer, por el envejecimiento de la población y porque las desigualdades
cada vez son mayores.
Posibles sesgos: países infradiagnosticados o
poco estudiados
Como se indica en la noticia sobre el estudio publicada en Washington Post,el hecho de que los investigadores hayan utilizado datos preexistentes crear
un claro sesgo en el estudio. Me explico: para el trabajo, los científicos han
comprobado las tasas de depresión ya diagnosticada, ¿pero qué pasa con
aquellas que tienen la enfermedad y no lo están? Es evidente que aquellas
personas que viven en países con una mayor conciencia y un acceso más fácil
a los servicios de salud mental, reciben diagnósticos más tempranos y, por lo
tanto, los índices de depresión son también más altos. ¿Pero qué ocurre
en aquellos países en los que estos servicios son deficientes?
¿Significa esto que en ese país las tasas son mucho menores o lo
que ocurre es que hay muchas personas sin diagnosticar?
Pero no sólo los servicios de salud deficientes pueden reducir los índices
de diagnóstico. También los tabúes que existen con los trastornos de la
salud mental en general pueden provocar este descenso (algo presente
sin duda alguna, también, en muchos países occidentales).
El último sesgo: ¿qué pasa con las tasas en aquéllos países pobres
donde no hay dinero para investigar acerca de la prevalencia de la
depresión clínica en dicha región? Para ello, los investigadores llegaron
a sus propias estimaciones basadas en modelos de regresión estadística.
Ciertamente, no obstante, se trata de eso, de estimaciones.
Fuente | Europapress, The Washington Post
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