domingo, 12 de mayo de 2013

El poder de la calma. Para DESARROLLAR ESTE PODER ESPIRITUAL TAN ELEVADO, UNA Y OTRA VEZ, DEBEMOS ENCONTRAR ESPACIO PARA LA SOLEDAD Y EL SILENCIO, PARA ESTABLECERESA CONEXIÓN SILENCIOSA CON NUESTRA ESENCIA Y CON EL OCÉANO DE LA PAZ Y LA PARA CALMA, LA FUENTE MAS PURA DE ENERGIA ESPIRITUAL, EL SER SUPREMO Y LLENARNOS CON ESA EXPERIENCIA


El poder de la calma es una fortaleza espiritual que hemos de aprender a
acumular a través del silencio, la introspección y la meditación. Cuando
acumulamos el poder de la calma en nuestro interior, este poder se
manifestará en los pensamientos, palabras, relaciones y en cada situación,
aportándonos innumerables beneficios.
Debido a que la velocidad de los pensamientos es rápida, a menudo éstos
se desperdician y también consumimos tiempo en intentar controlarlos.
Con el poder de la calma permanecemos a salvo del desperdicio de la
mente y a salvo de los “accidentes” que se producen por exceso de
velocidad de los pensamientos. Por ejemplo nos liberamos de diferentes
tipos de pensamientos reactivos: “¿Qué? ¿Por qué? ¡No debería haber
sucedido así, debería haber sido de esta otra forma!”
Así como la sombra de un árbol coopera y es capaz de proporcionar al
viajero descanso y confort, de la misma forma, quien tiene el poder de la
calma siempre dona el descanso de la cooperación constante a los demás
con su sombra de calma. Sentirán que quieren acercarse a tal persona
incluso por unos momentos y tomar el bienestar de esa calma.
El poder de la calma está íntimamente conectado con el poder del amor
espiritual. No importa cuan agitada esté una persona interiormente, cuan
alterada o intranquila, con el poder de la calma lleno de amor espiritual,
podemos cooperar para que se calme y experimente su naturaleza de paz,
aunque sea por unos momentos.

Sobre todo aquellos padres y maestros que suelen acosar a hijos y alumnos para que trabajen en equipo y se reúnan con otros niños, como sinónimo de normalidad y crecimiento sano.
Susan Cain cuenta allí que cuando tenía 9 años fue a un campamento con niñas de su edad y su madre le preparó un bolso lleno de libros. Para su familia era tan natural leer como respirar y habían aprendido que la magia de los viajes y las emociones se escondían entre las hojas de papel.
Cuando ella sacó su primer libro en el cuarto con sus amigas, rápidamente la coordinadora del grupo le explicó que ese campamento era para divertirse, para encontrarse en el grupo y pasarla muy bien. Entendió el mensaje y dejó el libro en su cama, algo avergonzada.
La segunda vez ocurrió lo mismo, quizás con más énfasis, entonces se dio cuenta de que su actitud no encajaba correctamente con el grupo e inmediatamente escondió el bolso bajo la cama y no lo volvió a sacar en todo el verano.
La experiencia en ese campamento no fue la única vez en la que Susan Cain sintió que cometía un error al querer leer en vez de socializar con amigas. Por eso cambió de actitud y cuando creció fue a bares ruidosos en vez de hacer lo que le gustaba: cenar tranquilamente con pocos amigos.
Más tarde, en vez de dedicarse a escribir, que era su verdadera pasión, estudió Derecho, porque sentía que esa carrera era la correcta para olvidarse de su tendencia sosegada, que prefería la introversión al ruido social.
Pero en algún momento de su vida retomó su impulso original y empezó a trabajar en la idea de defender eso que tanta gente se había empeñado en combatir. Esto la llevó a trabajar en numerosas investigaciones, que derivaron en la conferencia “El poder de los introvertidos” y en un libro que ya se encuentra en español, Tranquilo.El poder de los introvertidos en un mundo que no puede callarse, RBA, 2012, 464 páginas.
Hoy Susan Cain aboga por los introvertidos, para que puedan hacer lo que saben hacer, no sólo porque es más sano para cerca del 30% de la población mundial (estadística de introvertidos en el planeta).
Los extrovertidos necesitan estimulación social. Los introvertidos requieren de tranquilidad para hacer lo que desean, leer o trabajar. El problema es que todo está diseñado para los extrovertidos. Desde la escuela primaria, hasta el lugar de trabajo en la vida adulta. Susan Cain relata los estudios realizados por el psicólogo de la Universidad Florida State, K. Anders Ericcson.
Investigaron a un grupo de violinistas, pero también a ajedrecistas, atletas y universitarios. “Lo que lleva a la maestría es la ‘práctica deliberada’, esa que se logra en solitario, siguiendo los propios ritmos y tratando de superar, reflexivamente, los propios errores”.
Esta actitud sosegada hace que los introvertidos afronten mejor las crisis: no llaman la atención con las soluciones que plantean. Y, al ser más sosegados, generalmente tienen más tiempo para reflexionar en cada situación. No es todo. Aseguran que son mejores jefes.
Ser líder implica relacionarse con mucha gente, tener carácter y defender la opinión propia con sentido común. Siempre se ha dicho que los extrovertidos son jefes ideales. Así, los introvertidos quedaban en segundo lugar. Esto puede ser verdad, pero no para todas las ocasiones, y a veces se necesita a alguien de más bajo perfil.
Cain lo subraya: “Los introvertidos son más abiertos a las opiniones de los demás. Y comparten el crédito de un acierto sin problemas, algo que puede funcionar muy bien con equipos de trabajo que se caracterizan por su proactividad”.
En su conferenciaSusan Cain cierra su defensa de los introvertidos con el recuerdo de su abuelo,un rabino respetuoso que hilaba tapices memoriosos con parábolas milenarias yrespetaba a sus interlocutores, fueran elocuentes o silenciosos. Esa es laexplicación por la que hoy ella defiende lo que es: una introvertida que sesalvó del acoso social.Sobre todo aquellos padres y maestros que suelen acosar a hijos y alumnos para que trabajen en equipo y se reúnan con otros niños, como sinónimo de normalidad y crecimiento sano.
Susan Cain cuenta allí que cuando tenía 9 años fue a un campamento con niñas de su edad y su madre le preparó un bolso lleno de libros. Para su familia era tan natural leer como respirar y habían aprendido que la magia de los viajes y las emociones se escondían entre las hojas de papel.
Cuando ella sacó su primer libro en el cuarto con sus amigas, rápidamente la coordinadora del grupo le explicó que ese campamento era para divertirse, para encontrarse en el grupo y pasarla muy bien. Entendió el mensaje y dejó el libro en su cama, algo avergonzada.
La segunda vez ocurrió lo mismo, quizás con más énfasis, entonces se dio cuenta de que su actitud no encajaba correctamente con el grupo e inmediatamente escondió el bolso bajo la cama y no lo volvió a sacar en todo el verano.
La experiencia en ese campamento no fue la única vez en la que Susan Cain sintió que cometía un error al querer leer en vez de socializar con amigas. Por eso cambió de actitud y cuando creció fue a bares ruidosos en vez de hacer lo que le gustaba: cenar tranquilamente con pocos amigos.
Más tarde, en vez de dedicarse a escribir, que era su verdadera pasión, estudió Derecho, porque sentía que esa carrera era la correcta para olvidarse de su tendencia sosegada, que prefería la introversión al ruido social.
Pero en algún momento de su vida retomó su impulso original y empezó a trabajar en la idea de defender eso que tanta gente se había empeñado en combatir. Esto la llevó a trabajar en numerosas investigaciones, que derivaron en la conferencia “El poder de los introvertidos” y en un libro que ya se encuentra en español, Tranquilo.El poder de los introvertidos en un mundo que no puede callarse, RBA, 2012, 464 páginas.
Hoy Susan Cain aboga por los introvertidos, para que puedan hacer lo que saben hacer, no sólo porque es más sano para cerca del 30% de la población mundial (estadística de introvertidos en el planeta).
Los extrovertidos necesitan estimulación social. Los introvertidos requieren de tranquilidad para hacer lo que desean, leer o trabajar. El problema es que todo está diseñado para los extrovertidos. Desde la escuela primaria, hasta el lugar de trabajo en la vida adulta. Susan Cain relata los estudios realizados por el psicólogo de la Universidad Florida State, K. Anders Ericcson.
Investigaron a un grupo de violinistas, pero también a ajedrecistas, atletas y universitarios. “Lo que lleva a la maestría es la ‘práctica deliberada’, esa que se logra en solitario, siguiendo los propios ritmos y tratando de superar, reflexivamente, los propios errores”.
Esta actitud sosegada hace que los introvertidos afronten mejor las crisis: no llaman la atención con las soluciones que plantean. Y, al ser más sosegados, generalmente tienen más tiempo para reflexionar en cada situación. No es todo. Aseguran que son mejores jefes.
Ser líder implica relacionarse con mucha gente, tener carácter y defender la opinión propia con sentido común. Siempre se ha dicho que los extrovertidos son jefes ideales. Así, los introvertidos quedaban en segundo lugar. Esto puede ser verdad, pero no para todas las ocasiones, y a veces se necesita a alguien de más bajo perfil.
Cain lo subraya: “Los introvertidos son más abiertos a las opiniones de los demás. Y comparten el crédito de un acierto sin problemas, algo que puede funcionar muy bien con equipos de trabajo que se caracterizan por su proactividad”.
En su conferenciaSusan Cain cierra su defensa de los introvertidos con el recuerdo de su abuelo,un rabino respetuoso que hilaba tapices memoriosos con parábolas milenarias yrespetaba a sus interlocutores, fueran elocuentes o silenciosos. Esa es laexplicación por la que hoy ella defiende lo que es: una introvertida que sesalvó del acoso social." 
SERGIO DAHBAR"El poder de la calma""El Nacional" 11 de mayo del 2013 pág. 10 Opinión

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