viernes, 29 de marzo de 2013

Reflexionen sobre este texto que tiene mucho que ver con nuestra condición de fibromiálgicas, pues la sanación nacerá desde el Espíritu como nuestro cuerpo físico no lo indica...


P E R E G R I N A J E   H A C I A   E L   C E N T R O’
“U N   P A S A J E  C U A R E S M A L”
Fr. Thomas Keating, O.C.S.O.
El Misterio Pascual
Viernes Santo
 
            Isaías 53:3-5, 10
Los hombres lo despreciaban y lo rechazaban.
Era un hombre lleno de dolor,
acostumbrado al sufrimiento.
Como a alguien que no merece ser visto,
lo despreciamos, no le tuvimos en cuenta.
Y sin embargo, él estaba cargado con nuestros sufrimientos,
estaba soportando nuestros propios dolores.
Nosotros pensamos que Dios lo había herido,
que le había castigado y humillado.
Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía,
fue atormentado a causa de nuestras maldades;
el castigo que sufrió nos trajo la paz,
y por sus heridas alcanzamos la salud
El Señor quiso oprimirle con el sufrimiento.
Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado,
tendrá larga vida
y llegará a ver a sus descendientes;
por medio de él tendrán éxito los planes del Señor
Llegar a pecar es dejar de ser hijo de Dios--o al menos de cesar de estar consciente de ser hijo de Dios. Cesar de estar consciente de ser hijo de Dios es cesar de experimentar a Dios como Padre. La cruz de Jesús representa la suprema experiencia de la muerte de Dios: “Dios mío, Dios mío, por qué Me Has abandonado”. La crucifixión es mucho más que la muerte física de Jesús y la aflicción emocional y mental que la acompañó. Es la muerte de Su relación con el Padre. La crucifixión no fue la muerte de su falso-yo, puesto que nunca tuvo alguno; fue la muerte de su deificado-Yo y la aniquilación de la inefable unión la cual Él gozó con el Padre en sus facultades humanas. Esto fue más que la muerte espiritual; fue morir a ser Dios, y por consiguiente la muerte de Dios: “Él se vació a Si mismo, y tomó la forma de un esclavo…aceptando aún la muerte, y ¡muerte de cruz!”. La pérdida de la identidad personal es la kénosis final
En la crucifixión, Su relación con el Padre desapareció, y con ésta, la pérdida de su experiencia de quién es el Padre. En su resurrección y ascensión, Jesús descubrió todo lo que el Padre es, y haciéndolo, se hizo uno con la Suprema Realidadtodo lo que Dios es emergiendo eternamente de todo lo que Dios es.
Esta transición de Jesús de humano a la divina subjetividad, es llamada en la TradiciónCristiana el Misterio Pascual. Nuestra participación en el Misterio, es la entrega de la  personalidad transformada dentro de la pérdida de la identidad como un punto fijo de referencia; o quién es Dios dentro de todo lo que Dios es. El desmantelamiento del falso-yo y la jornada interior hacia el verdadero-yo, es la primera fase de esta transición o salto. La pérdida del auténtico-yo como punto fijo de referencia es la segunda fase. La primera fase resulta en la conciencia de la unión personal con la Trinidad. La segunda fase consiste en ser vaciado de esta unión e identificado con la nada absoluta de la cual todas las cosas emergen, a la cual, todas las cosas retornan, y la cual se manifiesta a sí mima como Lo que Es.       (De: “El Misterio de Cristo” (revisado))
 
Oración
Señor Jesucristo,
En Tu muerte y descenso a los infiernos,
Tu te llevaste los pecados del mundo y
Manifestaste el infinito amor del Padre por nosotros.
Que nosotros también entremos en el plan de Dios
para la redención de la familia humana
 

Donde hay pecado, hay gracia en abundancia”, según San Pablo. El ruido despierta la sed de silencio y esta sed es la espiritualidad global de nuestro tiempo”.    (Padre Lawrence Freeman, artículo: “El viaje de la Meditación”).

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