Keshava Bhat
Emeterio Gómez

Desilusionado de la medicina alopática, que cada vez más nos fragmenta en "órganos", que sólo cura consecuencias y se acuerda de la alimentación cuando el ácido úrico o algún otro resultado final así lo imponen, que no hace mayores diferencias entre un hombre y un carro y convierte al médico en una especie de mecánico cartesiano, cada vez más lejano del ser humano total; que a punta de cirugía resuelve problemas que en la infinita profundidad de las vísceras la ingesta de toxinas sigue generando; desilusionados decíamos, de esta cultura occidental exclusivamente analítica, volvemos finalmente la mirada hacia las medicinas alternativas. La homeopatía y el naturismo, para empezar.
Ese mismo día nos toca escuchar una conferencia de Gottfried Boehm, filósofo alemán: la ética, la estética y la religión, en el Wittgenstein del Tractatus, son una y la misma cosa... y definen la estructura básica sobre la cual se constituye el ser humano. Pero, lo más importante, esa estructura no puede ser aprendida en la noción de Identidad, no puede ser captada por la lógica y menos aun por la tecno-lógica, los únicos fundamentos que Occidente ha logrado desarrollar, la causa de la crisis de la medicina alopática.
Luego vendría otro alemán, Wolfgang Welsch, a sacar la consecuencia inevitable: en la cultura occidental, el arte, la religión y la ética son cada vez más una cuestión de élites muy reducidas, cada vez más inaccesibles para el hombre común. Nada que ver con la vida cotidiana, es decir, con la vida. Y, lo peor, cada vez más -sobre todo en el caso del arte- lo que el mercado neciamente decida. Es esa visión lamentable del hombre "culto" que cree disponer de un criterio objetivo para saber lo que es lo que no es arte. Es decir, lo que el mercado y las campañas publicitarias definen previamente como arte.
Al día siguiente, en el segundo round, Welsch "se la comió". Boehm intentó sostener que la estética debería definirse estrictamente como tal, autorrestringirse!, no inmiscuirse en la política, la ética o los problemas sociales, no pretender convertirse en filosofía total redentora del ser humano. Es el apego infantil a la noción de Identidad. Welsch se empeñó hermosamente en lo contrario, en la necesidad de ir hacia la fusión de la ética y la estética, hacia una fundamentación de la vida total del hombre. Gracias a él por esa fértil noción de lo est-ético. Con un guión en el medio, por favor.
Frente a esta cultura occidental, que la visión fragmentada -es decir, lógica- de Boehm expresó claramente, frente a esa concepción del mundo montada sobre la tonta noción de Identidad, frente al bodrio que la tecnología y el mercado han creado, sopla una suave brisa que viene del Oriente. Dos veces del Oriente: de Cumaná y de la India. De una cultura "atrasada", aferrada al Espíritu y no a la lógica. De allá vino este hombre que afortunadamente se ha quedado a vivir entre nosotros: Pallathadka Keshava Bhat "nacido en el sur de la India, el 3 de enero de 1940, PhD en botánica de la Universidad de Madrás y profesor titular de la UDO!".
Compartir con él el modesto mérito de ser profesor titular de una universidad venezolana, sería ya motivo de gran satisfacción. Más lo es aun el compartir cosas como éstas: "Nuestro naturismo no es una dieta, ni siquiera un tipo de alimentación. Es un estilo de vida consciente y total. Cuando se internaliza este concepto es más fácil ser naturista, pues dentro de un estilo de vida consciente y total un hábito refuerza otro. Además, cuando vivenciamos los inmensos beneficios que nos brinda el Naturismo en cuanto a la salud, el tesoro más preciado que puede tener un ser humano, entonces veremos al Naturismo como una maravillosa libertad y plenitud... en vez de una autorrestricción o parcialidad".
Ideas como éstas de "la vida consciente y total" son también el desideratum que hoy empieza a vislumbrar la cultura occidental. Después de 2.500 años de vida "analítica y parcial", de la fragmentación del ser humano que se produjo una vez que asumimos la lógica como el fundamento de nuestra vida, una vez que separamos drásticamente la filosofía de la religión y Platón execró a la poesía por peligrosa, después que tanto en Grecia como en el cristianismo la ética y la razón aplastaron a la estética, después de todo ello, empieza a vislumbrarse en Occidente un regreso a la vida espiritual plena.
En este proceso, los hombres que viniendo de las "ciencias duras" buscan una confluencia con la espiritualidad van a jugar un papel decisivo. Porque Occidente es en buena media la ciencia dura. La lógica, la matemática, la física, la química y la botánica. Dicho con más exactitud, Occidente es la ciencia dura... apartada radicalmente del espíritu. Y nadie más capacitado para reacercarla a él que los científicos que la practican. Hombres como Keshava Bhat, Humberto Maturana, Fritjof Capra y tantos otros, van a jugar un papel crucial en la transformación de la cultura occidental.
En este sentido, el solo título del último de Keshava es ya un poderoso estímulo a la reflexión. Para quienes nos preocupamos por los fundamentos del conocimiento científico, ese simple enunciado, Good Bye to Ruling Scientific Model, es por demás prometedor. Y la ilustración de la portada lo es mucho más: que 1 sea igual a 1, el principio supremo de la Identidad sobre el que hace 25 siglos se constituyó nuestra cultura, es un profundo error. El error en el cual nos embarcaron Parménides, Pitágoras y Platón.
Junto con este artículo hacemos llegar al maestro nuestro último libro, La Crisis de la Ciencia Económica. Un esfuerzo modesto para -en el campo que nos atañe- pensar exactamente en la misma dirección. Le hacemos llegar también las más profundas gracias por el bien que ese taller en su chara de Cumaná trajo para mi familia. Para la nutrida representación que allí tuvimos, Fanny, mi mujer, Aleksei, mi hijo y para su esposa, ese hermoso ser que se hace llamar Erika-Luna.
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